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Dos salas con historia

Una discoteca nacida para festejar el fracaso del 23-F

Joy Eslava celebra su 30º aniversario recordando aquella primera noche tras el intento de golpe de Estado

Cuando Tejero entró en el Congreso de los Diputados aquel 23 de febrero de 1981, a Pedro Trapote se le hizo un nudo en la garganta. Después de dos años de obras, el empresario inauguraba al día siguiente el restaurado teatro Eslava, en el que había invertido todo su dinero para transformarlo en la discoteca más chic de Madrid. Había enviado 5.000 invitaciones para una fiesta de las que hacen historia, y pasó la noche sin dormir, como muchos españoles, aguardando la resolución de lo que pasaba dentro del Congreso.

Pero cuando todo acabó, el nuevo Joy Eslava no solo llegó a tiempo para celebrar su nueva vida, sino que tuvieron que cerrar las puertas ante la avalancha de gente. "Aquellos jóvenes que esperaban a las puertas del Joy eran los primeros que empezaron a saborear los albores de la libertad", explica Trapote, quien compró el teatro en 1979 dando una señal de un millón de pesetas a Luis Escobar, marqués de las Marismas del Guadalquivir.

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Hoy la Joy Eslava, en su faceta discotequera, cumple 30 años con el orgullo de haber recibido a más de 16 millones de clientes contabilizados y de ser un edificio centenario que ha sabido "adecuarse a la música del momento e ir cambiando".

En el Eslava ha habido de todo: las primeras notas que sonaron en su escenario en 1871 fueron las de las sinfonías de Haydn y Beethoven. Luego llegó el estrafalario ambiente del teatro de variedades, al que sucedieron la palabra hablada en su época teatral, el costumbrismo de la zarzuela, el silencio del cierre en 1950 y la música de la movida. Sin embargo, las balaustradas doradas de las escaleras, los frescos con los padres de la ópera en la sala y las balconadas de los palcos recubiertas de pan de oro lucen más que nunca. "Cuando te encuentras con un local de casi 150 años, es muy importante mantener su memoria histórica", comenta Trapote.

Joy Eslava se convirtió desde aquella noche de 1981 en "una sala de referencia de la música", según el empresario. Y en ello tuvo mucho que ver el hecho de que allí se grabaran todos los programas de Aplauso, mítico programa televisivo de música en directo de la Transición. "Con Joy Eslava pasamos de los pequeños locales a las macrodiscotecas de muchas plantas, ejemplificadas en Joy Eslava y Pachá, y más tarde, Kapital", explica Trapote, y enseña a las visitas la escalera que va a su despacho. No se ve la pared, solo fotos y más fotos de los centenares de famosos, políticos y artistas que han pasado por la sala de la calle Arenal. El alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, Julio Iglesias, Enrique Múgica, Roger Moore, Pedro Almodóvar, Stevie Wonder, Paco Rabanne, Rafael Alberti, el Príncipe y las infantas... Parece que los últimos 30 años de España puedan condensarse en el espacio de casi una manzana completa de la Joy Eslava.

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Desde que empezó a tener repercusión internacional, la sala no ha parado de ganar en diversidad. "Viene gente de todas las nacionalidades y cualquier día del año. Aquí se liga mejor, porque hay mucha mezcla de gente. No es un club cerrado de amigos", explica Trapote, que recuerda que Joy Eslava fue la primera discoteca que abría todos los días de la semana. Esta mezcla de personajes hizo que se sucedieran las situaciones estrafalarias dentro del antiguo teatro. "Una noche estaba aquí un príncipe árabe, que pidió al director que se le diera toda la recaudación de la caja y que se cargara el total a su tarjeta. Después, se subió a la tercera planta y se dedicó a tirarle los billetes a la gente", recuerda Trapote, al que un cliente le regaló un reloj Piaget con un brillante en cada número después de pasar "la noche más deliciosa de su vida".

Sin embargo, aunque la Joy Eslava ha pasado más de un susto en estos 30 años, como el incendio que se llevó por delante los frescos en 1999, seguirá mutando con los tiempos para seguir existiendo. Trapote lo tiene claro: "Estamos en un ciclo de recuperación de la música en vivo, y pese a las trabas de la ley antitabaco y la crisis, seguimos convocando a mucha clientela".

Pedro Almodóvar y Anabel Alonso en en la sala de la calle Arenal.
Pedro Almodóvar y Anabel Alonso en en la sala de la calle Arenal.GRUPO TRAPOTE
Una de las fiestas en Joy Eslava en los ochenta.
Una de las fiestas en Joy Eslava en los ochenta.GRUPO TRAPOTE
Stevie Wonder en una de las grabaciones de <i>Aplauso</i>.
Stevie Wonder en una de las grabaciones de Aplauso.GRUPO TRAPOTE
Julio Iglesias con su entonces novia en la sala de la calle Arenal.
Julio Iglesias con su entonces novia en la sala de la calle Arenal.GRUPO TRAPOTE
Pedro Trapote, en su sala.
Pedro Trapote, en su sala.CLAUDIO ÁLVAREZ

Las vidas del Eslava

- Nació como sala de conciertos clásica en 1871, y la sociedad madrileña pudo escuchar sinfonías de Haydn y Mozart bajo su techo.

- El Eslava se pasó a la zarzuela, y su escenario acogió más de un estreno, como el de El tambor de granaderos de Ruperto Chapí.

- El teatro fue el sucesor

de la zarzuela. Allí se estrenó en los años veinte la primera obra teatral de Lorca, El maleficio de la mariposa, un tremendo fracaso. En 1978 fue una obra del poeta truncada por la Guerra Civil la que se subió finalmente

al escenario, Así que pasen cinco años.

- También tuvo una vida cabaretera, que llegó al Eslava con Norma Duval y Concha Velasco.

- Finalmente, en 1981 abrió como la nueva Joy Eslava, una macrodiscoteca de referencia.

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