El vértigo de la investigación
El centro alcorconero posee un valioso banco de cerebros
Si por algo se caracteriza Gema Fernández Juárez, es por aprovechar cada minuto del día. Esta nefróloga de 41 años reparte su tiempo entre las decenas y decenas de pacientes que asisten a su consulta, la investigación en nuevos avances de la medicina y su familia: su marido, también médico, y dos hijos de 5 y 7 años. Habla despacio y matiza las respuestas como si se tratara del diagnóstico de alguno de sus enfermos. Pero también es capaz de transmitir la pasión por el estudio de su especialidad, algo complicado para un lego en la materia. Ahora se encarga de coordinar los más de 300 proyectos que se están fraguando en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón (HUFA), un centro relativamente joven -tiene 13 años-, pero que ya ha marcado algunos hitos a nivel internacional.
"El inglés es imprescindible, casi todo pasa por ese idioma"
"Gracias a donantes se estudia el Parkinson, la demencia o los tumores"
"Todo médico debería estar obligado a investigar, aunque no varíe su sueldo"
"Es posible hacer grandes estudios en centros medianos o pequeños"
La máxima de Gema Fernández es muy sencilla: "No hace falta ser un gran hospital para hacer investigación de calidad. Es posible hacer grandes estudios en centros medianos o pequeños". Lo que necesita el profesional ante todo es inquietud, según la doctora. Licenciada en la Universidad Complutense de Madrid, lleva 11 años ejerciendo su profesión. "El facultativo tiene que estar muy motivado para embarcarse en un proyecto que le puede llevar muchos meses e incluso años. Todo médico debería estar obligado a investigar, pese a que su sueldo no vaya a variar ni para mejor ni para peor", reconoce Fernández Juárez.
Los pasos que siguen los especialistas son siempre los mismos. Ven convocatorias en revistas y foros especializados. Deben presentar ideas de investigación y someterlas a un comité de especialistas y ético para saber si son viables e incluso interesantes para la ciencia. "En muchos casos hay que agudizar el ingenio. Algunas convocatorias están previstas hasta con un año de antelación, lo que provoca que haya mucha competitividad. Se impone muchas veces la ley del más agudo y del más trabajador", confiesa.
El periodo de gestación de algunos proyectos oscila mucho. Pueden durar desde meses hasta tres y cuatro años, por lo que su concreción hay que contemplarla a medio y largo plazo. A la hora de afrontar un proyecto es necesario estudiar a poblaciones enormes de enfermos y coordinarse con otros especialistas de otras comunidades y, en muchas ocasiones, con países muy alejados. Por eso considera que el inglés es imprescindible. "Casi todo pasa por ese idioma".
La doctora reconoce que la investigación "supone muchas veces estrés". Lo genera el no haber encontrado una idea que pueda ser aprobada y demostrada. Pero sobre todo abundan los momentos de disfrute, según sus palabras: "Eso ocurre cuando uno ya sabe lo que quiere investigar y empieza a buscar y concretar qué se ha publicado hasta ese momento y el valor añadido del futuro estudio".
La jornada de Fernández Juárez comienza alrededor de las 7.30 en el hospital y no acaba antes de las cinco de la tarde. A veces le dan las siete. Después se dedica por entero a la familia, en especial a sus hijos. Pero su formación no acaba ahí. Cuando los niños ya están durmiendo, roba otras dos horas a su ocio o descanso y se pone a leer y a repasar casos clínicos para su investigación. No suele acostarse antes de la medianoche. "El 50% de mi trabajo lo dedico al estudio", afirma la doctora.
La Fundación Hospital Alcorcón ha sido puntera en algunos aspectos como en el banco de huesos, el estudio de algunos tipos de cánceres y en trastornos del sueño, entre otros. Eso sí, no puede llegar al nivel del Gregorio Marañón, La Paz o el Clínico (por citar algunos), dado que allí trabajan muchos más profesionales y ven a un número mucho más alto de pacientes. Una de las joyas del centro alcorconero es el banco de cerebros que han sido donados por bastantes enfermos. Esto permite un estudio detallado del deterioro que sufren, ya que van acompañados sus datos clínicos e histológicos. "La donación es un acto de generosidad enorme que demuestra el cambio de actitud que hay en la población española", precisa la nefróloga. Gracias a los donantes se estudian enfermedades como el Parkinson, la demencia, el deterioro cognitivo o los tumores.
No hay un único tipo de estudios. "Algunos son retrospectivos y se basan en revisar datos de pacientes. Otros consisten en aplicar determinados tratamientos a enfermos y ver cómo reaccionan. Los pacientes se eligen en función de lo que se quiera estudiar", detalla la especialista. Uno de los que está tratando ahora versa sobre la nefrología diabética.
Fernández Juárez también defiende la unión entre los hospitales y las universidades para sacar adelante más y mejores proyectos de investigación. El gran socio del HUFA es la Universidad Rey Juan Carlos. Y este curso es el primero que se imparte clase en el propio centro sanitario de Alcorcón.
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