"El velo no es nuestro principal problema en Egipto"
Las mujeres egipcias han tomado un inusual protagonismo en la revolución que está cambiando los cimientos de Egipto. Con sus familias, sus amigos, o solas, acuden a la plaza Tahrir a protestar y están rompiendo con el papel secundario que han jugado durante siglos.
Entre las voces que destacan está la de Amal Ramsis. A esta cineasta egipcia el estallido de la revolución le sorprendió el 25 de enero encerrada en su estudio de El Cairo terminando de montar su último trabajo, Prohibido, un documental que habla "de todo aquello que no se puede hacer en Egipto: política, homosexualidad..." y "de lo que ha sido este país". "También de lo que esperamos que nunca vuelva a ser", apunta Amal Ramsis, que se define como una "activista de izquierdas". Con la película casi lista, se echó a la calle para plasmar las protestas, un ingrediente que "resume y es la consecuencia de lo que cuenta el documental".
Nacida en la capital egipcia hace 39 años, llegó al cine pasada la treintena, después de haberse licenciado en Derecho y ejercer durante tres años. "Lo dejé por la corrupción", señala. En 2005, vio la luz su documental Solo sueños, "un intento de sacar a la luz la presión que sufren las mujeres árabes y que se refleja en lo que sueñan cada noche", detalla. Pero no una imagen estereotipada, explica. "La gente se equivoca al pensar que el velo es el principal problema. La falta de protección en el ámbito laboral, las desigualdades o el desamparo en derechos sociales están muy por encima de la cuestión del hiyab", resalta.
Además, la realizadora considera que las dificultades a las que se enfrentan no son exclusivas de un rincón del mundo. "Compartimos dificultades con mujeres de otros lugares, especialmente con las latinoamericanas: contaminación, insalubridad, precarios sistemas de salud, nefasta educación, desamparo gubernamental...". Por eso Ramsis puso en marcha el proyecto Entre cineastas, "una Caravana de Cine Árabe e Iberoamericano de mujeres que pretende crear un espacio que dé voz a las directoras".
Mientras planea la próxima caravana, que pasará por El Cairo en mayo, pasa las noches en la plaza de Tahrir, donde asegura sentirse "por primera vez una igual con todos los que se encuentran allí".
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