Una barrera
En los últimos tiempos vuelve a hablarse del copago para paliar las carencias financieras del sistema sanitario. Es un asunto recurrente al que algunas voces dan eco sin detallar fórmulas concretas sobre su aplicación. De lo que no hay duda es que las barreras al acceso de los servicios sanitarios afectan a la equidad perjudicando la salud de los ciudadanos, por lo que no contemplamos un copago sanitario.
La sanidad pública española es de las mejores del mundo por sus profesionales, sus tecnologías y por su accesibilidad, que es clave para garantizar dicha equidad.
Si el copago busca asegurar la sostenibilidad de la sanidad pública conllevaría tasas elevadas que supondrían un grave riesgo para quienes desistieran de usar la sanidad debido al precio establecido. Como ejemplo, el paciente decidiría sin apoyo de un profesional que un dolor de cabeza no merece una consulta para evitar el desembolso económico, cuando podría tratarse del preámbulo de un accidente cerebrovascular.
Otros proponen una contribución simbólica: un euro o cantidades menores por cada receta o cada consulta. Incluso en este supuesto, si no se ponen criterios para no discriminar a las rentas más bajas, se podrían generar barreras de acceso indeseables.
Además, con esta medida simbólica la recaudación no sería decisiva para la sostenibilidad del sistema. Su finalidad sería complementar los recursos, pero hay que señalar que, dado el modelo de financiación de la sanidad de las comunidades autónomas, que no se hace con fondos finalistas, no todos los recursos generados se destinarían a sanidad.
Defiendo que la sostenibilidad de nuestra sanidad requiere una mezcla de buena gestión junto a una financiación adecuada. Los actuales momentos de crisis económica suponen una dificultad para lograr ese objetivo y aunque la sanidad pública tiene una larga trayectoria de eficiencia, creo que habrá que redoblar esfuerzos.
Pero es un error obviar que se necesitan más recursos de los que se presupuestan. En perspectiva socialdemócrata, creo que debería debatirse sobre la conveniencia de incrementar los presupuestos sanitarios a través de impuestos (impuesto sobre tabaco, alcohol, etcétera) cuya finalidad quedara inequívocamente asignada a los servicios de salud.
Quizás sería más útil para la sostenibilidad y sería una medida que contaría con el apoyo y la comprensión de la mayoría de la sociedad.
José Martínez Olmos es secretario general de Sanidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.