Los análisis a los ancianos de Olot no aclaran la causa de las muertes
Los análisis practicados por el Instituto de Medicina Legal de Cataluña a los 10 cadáveres exhumados tras conocerse los crímenes del celador de Olot (Garrotxa) resuelven pocas dudas sobre las muertes que Joan Vila confesó haber causado a tres ancianos de la residencia La Caritat. Con los resultados en la mano, solo en dos de los 10 casos existe algún indicio de alteración en el estómago y, por tanto, de intoxicación. Y aun así, no se afirma con rotundidad.
Uno de esos dos casos es, además, el de la única persona que el celador negó rotundamente haber matado: Rosa Prat. Los análisis toxicológicos concluyen que "no puede excluirse absolutamente" que hubiese alteración en el estómago."La mucosa se hallaba desprendida o compactada presentando incremento de la coloración" y los vasos se "hallaban muy dilatados e ingurgitados por sangre", según el informe. A pesar de eso, apunta que el mal estado de los tejidos "ha limitado ostensiblemente el estudio" de los restos. Un resultado previo elaborado el 30 de noviembre recogía que la causa de su muerte era indeterminada.
La otra posible víctima es Joan Canal. Los expertos consideran también que "no puede excluirse totalmente" la presencia de algún componente que provocase hemorragia gástrica. Pero, asimismo, destaca el avanzado estado de descomposición del cuerpo. El anterior informe indicaba que su muerte era "compatible con la ingesta de cáusticos". Los especialistas que se han enfrentado al análisis de los cuerpos lo han tenido verdaderamente complicado por el estado de los cadáveres. Los ancianos, octogenarios y nonagenarios, murieron entre agosto de 2009 y octubre de 2010.
De los 10, solo en dos casos (Francisca Matilde y Montserrat Canalies) se descarta la muerte por intoxicación. Las muestras de tres cadáveres (Rosa Baburés, Carme Vilanova y Lluís Salleres) "se hallan en un avanzado estado de descomposición, lo que dificulta la valoración de una posible patología subyacente".
En tres casos (Teresa Puig, Josep Curós e Isidra García) los patólogos consideran que los cuerpos están en mal estado, lo que "limita" su estudio, pero aun así sugieren que no "evidencian" cambios en los tejidos. En este grupo, los forenses incluyen de nuevo a Montserrat Canalies.
El informe va a dificultar a partir de ahora la instrucción de los crímenes del celador de Olot. El hombre confesó el asesinato de 11 ancianos. Después de la primera confesión, en la que se atribuyó tres muertes (Paquita Gironès, Sabina Masllorens y Montserrat Guillamet), los forenses analizaron las que se produjeron durante 2010 en la residencia y ordenaron más exhumaciones. Tras estos resultados, el juzgado debe decidir si revisa más muertes.
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