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Las consecuencias de la 'bancarización'

Muere un modelo de obra cultural

Las cajas y los expertos aseguran que la labor seguirá, pero con otras cifras y cambios en los mecenazgos

Carles Geli

Las cajas de ahorro, mudadas más o menos en bancos, aguantarán sus obras sociales y culturales, pero en menos de cinco años, según los expertos, habrá un giro notable en su política de mecenazgos, que sufrirán especialmente entidades, clubes y organismos pequeños. "Morirá un determinado modelo de obra social-cultural, el basado mayormente en repartir muchas aportaciones de no mucho dinero; hay que modelar un discurso potente y crear un buen paraguas para poder encajar y mantener muchas de las ayudas que se han venido haciendo; si no tienes un discurso claro, tu obra social peligra", resume con agudeza Montserrat Xixons, responsable de comunicación de la obra social de Catalunya Caixa (la fusión de Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa).

Tienden a aumentar las acciones sociales en detrimento de las culturales

La reestructuración de cajas es aún un proceso abierto, pero para Diego Torres, profesor de Política de Empresa de Esade y especialista en mecenazgo y patrocinio, pese a que "los cambios son tan tremendos en el sector que ni ellos saben hoy lo que les va a pasar", tiene claro que las cajas no soltarán la obra social: "es su vínculo emocional con los clientes. Esa labor les ha dado identidad y abandonarla sería despilfarrar un capital de imagen e identidad brutal; la continuarán, pero con otras cifras y otra filosofía".

"La voluntad es la de mantener intacta esa labor con austeridad, pero preservando a propósito la territorialidad", apuntan fuentes de Unnim (Caixa Sabadell, Caixa Terrassa y Caixa Manlleu), que prevén que el presupuesto de su fundación para este año ronde los 15 millones de euros, un poco más que los 14,3 millones que invirtieron por separado las tres entidades en 2010.

¿Pero dejarán los hipotéticos nuevos accionistas que el famoso retorno a la sociedad de los beneficios se siga derivando así? "Dependerá del peso de las cajas en el accionariado de las entidades tras las ampliaciones de capital y de la pervivencia de la marca, que podría hacer de freno ante tentaciones de minimizar el gasto en obra social", confía Albert Puig, jefe de comunicación corporativa de Caixa Penedès (del grupo Banc Mare Nostrum).

Otra tendencia que asoma es el incremento de las acciones de tipo social en detrimento de las culturales. Las cifras de la obra social de La Caixa presentadas hace 48 horas lo confirman todo: ajuste estructural y jurídico para blindar la obra social, mantenimiento de la inversión global (500 millones de euros desde 2008), pero lento descenso de lo cultural desde hace ya unos años (a pesar de un repunte para este 2011, que fija la partida en 64 millones de euros) frente a los 335 millones de lo social: cinco veces más. "De todos los patrocinios, el cultural es el que ha caído más en los últimos años", ilustra Torres. "No será ni inmediato ni drástico, pero seguirá descendiendo: la sociedad demanda más temas sociales y no tanto culturales, que en momentos de crisis incluso son vistos como elitistas".

Una consecuencia será que la acción cultural tendrá que ser "más profesional y mucho más visible; la tendencia será a que haya menos patrocinios pero de mayores proporciones y la necesidad de crear grandes programas-paragua para donaciones más pequeñas", pronostica el profesor de Esade. "Habrá que focalizar: querer hacer de todo en todas las áreas ni es efectivo ni realista", corrobora Xixons desde Catalunya Caixa, que tiene como lema Temas que ayuden a transformar la sociedad. Y ahí entran desde el proyecto Alicia de alimentación, las actividades del Mon Sant Benet, de Caixa Manresa, (de pago, "porque hay que lograr un punto de autosuficiencia económica") hasta el proyecto de Catalunya Caixa de hacer de La Pedrera también un referente local y potenciar sus servicios educativos.

En cualquier caso, hay cambio de paradigma: "No se trata de subvencionar proyectos, y tantos, sino de ser socios: no dar el pez, sino la caña", dice Xixons, que informa de que su entidad, la fundación de Caixa Tarragona, "ya ha empezado a entrar en esa línea". El lado positivo de estos cambios es, según el profesor Torres, que deberá haber "mayor profesionalidad en el llamado tercer sector y a la hora de presentar propuestas culturales". El modelo parece muy distinto al que presentan muchas entidades, como Caixa Penedès, con una cartera de "entre 950 y 1.200 proyectos subvencionados" y con una horquilla temática que va de la restauración del órgano de Montserrat (más de un millón de euros) a ayudas para premios comarcales de literatura infantil (950 euros).

Que esa capilaridad y, sobre todo, el pequeño tejido de la industria cultural catalana que la rodea (especialmente de fuera de las grandes ciudades) se resienta de un cambio de estrategia preocupa al consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, que sabe por boca propia de los responsables municipales con los que se reunió hace 10 días que los Ayuntamientos no tienen un euro para nutrir sus programas culturales.

Además, el sucedáneo de Estado de bienestar cultural que hacen las cajas hoy no podría ser defendido desde dentro por los representantes de las Administraciones públicas locales, que, previsiblemente, tendrán una menor representación. "Se responderá a otro tipo de accionistas y pueden tener otros intereses", apunta Torres. "Es posible que al ser menor el peso de las instituciones se buscase una cultura más rentable y espectacular antes que necesaria pero menos vistosa", avisa Puig, que se muestra optimista en la supervivencia de las obras sociales y que cree que lo peor está en otra parte: "es más peligroso para las obras sociales la crisis que el pasar a ser un banco".

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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