Tren a ninguna parte
El proyecto ferroviario de Navalcarnero, que contrató la Comunidad para inaugurarlo este año, se frena sine díe por falta de crédito de la concesionaria
"Aquí estamos como los salvajes, aislados y solos". María Quirós, que se protege a duras penas del frío con un plumas enorme, lo dice con retintín. "¿Qué cómo me muevo?". Risa torcida. "Fatal, chica, fatal". María, de 57 años, se mudó hace dos años a la urbanización de El Pinar, en Navalcarnero (23.115 habitantes). No tiene coche para salir del barrio. Pasea más sola que la una por una de las largas avenidas donde proliferan las casas y chalets con las persianas selladas. El Pinar, a 3,5 kilómetros del centro de Navalcarnero, estaba dibujado en el mapa como uno de los grandes beneficiados de un tren regional mil veces anunciado que, de momento, no llega a ninguna parte.
María echa cuentas. Hace años, "muchos" dice, que oye hablar del tren. La promesa surgió en 2003, poco antes de las elecciones. El Gobierno de Aguirre anunció que un tren ligero comunicaría Navalcarnero con Móstoles y que asumiría las obras ante la "falta de esfuerzo" del Ministerio de Fomento, que es el que gestiona y construye las redes ferroviarias. Prometieron ponerlo en marcha en 2007. No llegó.
"Si hubiera tren esto sería otra cosa, habría vida", se lamenta una vecina
La segunda fecha prevista era este año, 2011. Pero las obras, iniciadas en todos los tramos, están paradas. El ferrocarril no llegará a tiempo para las elecciones. La empresa concesionaria Cercanías Móstoles Navalcarnero, participada al 100% por el Grupo OHL, lleva más de un año de brazos cruzados. No consiguen crédito para proseguir con el trasiego de los camiones y maquinaria cuyas huellas aún se distinguen en el camino abierto para las vías, a pocos metros de donde María se queja amargamente. "Si hubiera tren, esto sería otra cosa, habría vida". En su barrio de largas avenidas y persianas bajadas solo hay un bar, un supermercado y una panadería. Decenas de carteles de pisos piloto cruzan las fachadas. El anuncio de letras enormes de un nuevo supermercado cuelga desde hace un año sobre un edificio vacío.
La Consejería de Transportes e Infraestructuras se reúne "periódicamente" con la empresa. Están negociando, dice un portavoz regional. Pero negociar no es fácil, porque la concesionaria no encuentra dinero y Transportes no piensa dárselo. "Eso cambiaría las condiciones del contrato", dice un portavoz. Y advierte: "El único arreglo es que encuentren financiación".
Hay caminos, vallas y máquinas con el motor apagado repartidas por los 14,5 kilómetros de recorrido, bajo los enormes pósters con un tren en escorzo y unas cifras: 342 millones de presupuesto, 28 meses de plazo ya desfasado.
Otra vecina, María Pintor, pasa con su coche no muy lejos de la parada del minibús de El Pinar, el único transporte público que comunica la urbanización con el mundo cada media hora. Vayas donde vayas, pasa por Navalcarnero, aunque suponga deshacer el camino y volver a recorrerlo hacia Madrid o Móstoles. Pintor tiene una carta municipal que exhibe junto al desnivel de la obra abandonada.
El Ayuntamiento anuncia en la misiva que está gestionando el asunto "con las Administraciones responsables para su solución más inmediata". Literal. Pero la inmediatez se diluye al preguntarle al alcalde de Navalcarnero, Baltasar Santos (PP), que estaba al frente del municipio cuando llegaron las primeras promesas. Santos asegura que habrá un atraso "importante" que depende de la adjudicataria y que él estima "en uno o dos años". ¿Por qué dice entonces a sus vecinos que están tras la solución "más inmediata"?
"No se quiere manipular a nadie con esa carta, no puedo asegurar que vaya a ser mañana. Yo lo que quiero es que salga el tren", responde. El proyecto del ferrocarril impulsó al Ayuntamiento a revisar sus planes urbanísticos. Navalcarnero planeó multiplicar su población por seis hasta 125.000 habitantes, pero la Comunidad de Madrid frenó el plan. La crisis y el parón inmobiliario de la zona, según fuentes regionales, también han frenado la llegada del tren. La concesionaria no ve rentable la obra con menos viajeros de los que había previsto en los años de bonanza. El alcalde augura que la obra acabará porque se ha invertido "bastante". Según Santos, la empresa ha puesto 140 millones [OHL no ofrece cifras de inversión] "y las Administraciones están muy interesadas". Otra vecina se acerca, en el centro del pueblo, a la parada por la que pasan las líneas que van a Madrid. Suelta una carcajada cuando le preguntan por el tren: "¡Uy!, yo me vine a vivir hace 30 años porque decían que iban a poner un metro...".
Promesa electoral incumplida
- En mayo de 2003, el Gobierno regional promete, en plena campaña electoral, construir un tren ligero que una Navalcarnero con Móstoles.
- Hasta enero de 2006 no se concreta la idea. La entonces consejera de Transportes, María Dolores de Cospedal, asegura que el tren llegaría en 2007 y ya no sería ligero.
- Cuatro meses más tarde, se presenta el proyecto con un coste de 190 millones de euros y un trazado inicial de 13 kilómetros de vía. La finalización de las obras se retrasa entonces hasta 2008.
- En mayo de 2007 se aprueba en Consejo de Gobierno regional la licitación de las obras ante la falta de acuerdo con el Ministerio de Fomento. El coste sería ahora de 366 millones de euros y se preve su fin en 2010.
- La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, pone la primera traviesa y da por iniciada la construcción del tren el 19 de febrero de 2008.
- Una de las tuneladoras "más punteras del mundo", según presumía Aguirre, es asignada en septiembre de 2009 a las obras. Aun con una máquina que perfora entre 30 y 40 metros al día, se retrasa de nuevo el Cercanías a 2011.
- El ministro de Fomento, José Blanco, anuncia en noviembre de 2009 que firmaría en un mes un convenio para unir el tren de Navalcarnero a la red de Cercanías.
- Las expectativas se tuercen en diciembre de 2009 cuando se detecta un parón en las obras.
- La Comunidad de Madrid envía un inspector a Navalcarnero el 12 de enero de 2010 y un requerimiento a la empresa adjudicataria OHL para que cumpla lo firmado en el pliego de condiciones.
- La Consejería de Transportes negocia con OHL para reanudar la construcción del tren. La empresa quiere compartir el coste incrementado por la crisis.
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