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Un comunicado hacia el final de ETA

Tres jefes para echar el cierre a una historia criminal

Iratxe Sorzabal, Izaskun Lesaka y David Pla, el triunvirato que dirige ETA - Históricos etarras asesoran a la banda

Jorge A. Rodríguez

Llegados a este punto, la pregunta es: ¿Quién en la ETA de hoy en día tiene la suficiente autoridad y carisma para echar definitivamente la persiana a 51 años de crímenes? La tesis es que la dirección colegiada de la banda está formada por dos mujeres y un hombre: Iratxe Sorzabal, Izaskun Lesaka y David Pla. Ninguno de ellos tiene peso específico suficiente en el mundo radical. Por ello, los expertos antiterroristas están casi seguros de que la vieja guardia aún en libertad ha vuelto para pilotar, o al menos para asesorar, un final escalonado de ETA, que sigue considerando que dejar de matar sin obtener nada a cambio es rendirse.

Los servicios antiterroristas consideran que la banda ha recuperado a algunos veteranos para formar una especie de comité asesor político de la actual dirección etarra, cuyo objetivo sería proponer y dar los pasos hacia el cierre de la persiana. Lo creen desde que comprobaron que, durante los meses finales de 2010, ETA consultó "virtualmente" entre militantes cómo verían el que se decretase "un alto el fuego permanente y verificable".

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Al frente de ese comité asesor siempre se cita el mismo nombre: el histórico y determinante José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera. "Pero información verificable de quiénes mandan en ETA ahora mismo no hay, solo especulaciones con base en otros datos", advierten altos cargos antiterroristas, que ayer mostraban su decepción por el comunicado: esperaban algo más, pese a su natural desconfianza en la banda.

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Lo que ahora quieren ver los expertos antiterroristas es qué pasa en una organización teóricamente dominada por dos mujeres -que arribaron al poder terrorista tras la captura de "el último gran general de ETA": Mikel Carrera, Ata- y un hombre, Pla, a quien se identifica inicialmente como el lector del comunicado en castellano de ayer. El Gobierno está convencido de que ninguno de los tres tiene carisma -"ni valor", insisten- para cerrar ETA.

Iratxe Sorzabal, de 38 años, natural de Irún (Guipúzcoa), milita en ETA desde los noventa, en los que se le atribuye su participación en tres atentados mortales. Fue detenida en 2001, pero fue absuelta, lo que la llevó a la portavocía de Gestoras Proamnistía. Lesaka lleva años ocupando puestos importantes en el aparato político de ETA. Imputada por pertenecer a Haika y Segi, se encuentra huida desde el año 2005. Hay constancia policial de que es la autora de varios comunicados de ETA y de que ha dado órdenes a comandos operativos.

Pla, de 34 años, es hoy día un dirigente clave del aparato político de la banda, ya que ha tenido estrechas relaciones con las organizaciones del entorno etarra, de las que fue dirigente en los noventa. Incluso fue candidato a las elecciones municipales de 1995 por Herri Batasuna.

Los analistas de Interior están persuadidos de que la banda está sumergida en un proceso de reorganización. El recentísimo robo de 6.000 tarjetas y un número elevado de impresoras especiales en la empresa Impuls en Bourg de Pèage (Francia) así lo demuestra -ETA se esforzó en que se supiera que el robo era obra suya-, aunque tampoco saben muy bien para qué quieren esas tarjetas de crédito en blanco. Eso para la banda no era una acción armada ofensiva, es decir, el tipo de ataque que se había comprometido a no perpetrar en su anterior comunicado. Ahora habrá que comprobar si continúa con su actividad en Francia o se produce un parón, si realmente el alto el fuego es "general" e incluye todas las actividades criminales de la banda, desde los robos de coches hasta el cobro del impuesto revolucionario.

Para los mandos terroristas, la actividad desplegada hasta este mismo mes en Francia demuestra que "ETA no tiene voluntad de desaparecer". No quiere, pero todas las fuentes coinciden en que la banda se encuentra en un momento de máxima debilidad y en que necesita "oxígeno". Y también están determinados a no aflojar ni un ápice la presión policial que ha llevado a ETA a esta debilidad y a este comunicado. Todas las fuentes coinciden en que, pase lo que pase, no habrá atentados al menos hasta las elecciones, una vez que se compruebe si la izquierda radical, hasta ahora pegada a ETA, puede presentarse o no a los comicios.

Policías franceses suben a un avión a Mikel Carrera en 2010.
Policías franceses suben a un avión a Mikel Carrera en 2010.J. URIARTE

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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