Urkullu alza el tono con los 'insumisos' ante la tibieza de Antia y Arrizabalaga
Las parlamentarias "entienden" a los imputados pero les "animan" a comparecer
La postura del PNV con respecto a los casos De Miguel y Tellería varía en función de quién hable. En vez de secundar la rotundidad con la que el EBB sentenció el martes que el plantón de sus militantes a la comisión que investiga lo ocurrido es "una falta de respeto al Parlamento y al partido", las dos parlamentarias que representan al grupo peneuvista en la comisión rebajaron ayer el mensaje de la ejecutiva de Euskadi. Nerea Antia y María Eugenia Arrizabalaga dijeron que "entienden" que los imputados sean reacios a comparecer ante los grupos, aunque explicaron que el PNV les "anima" a hacerlo.
Horas despúes, el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, consideró que el comunicado era insuficiente y optó por levantar el tono para enviar un mensaje a los insumisos a través de su blog (urkullu.eu): "Su actitud está siendo utilizada contra el propio Partido Nacionalista Vasco. Y si no atienden el llamamiento que les hace nuestro grupo parlamentario lo mejor para todos, y sobre todo para el Partido Nacionalista Vasco, es que entreguen su carné afiliados y afiliadas y le dejen al Partido Nacionalista Vasco las manos libres".
Urkullu vuelve a pedir sus carnés. "Su actitud está siendo utilizada contra el PNV", afirma
Rodríguez: "Esto no es un 'batzoki' o la casa del pueblo. Es el Parlamento
El presidente del EBB, que lleva varios meses, sin éxito, exigiendo a los imputados que dejen el partido para evitar que el escándalo dañe su imagen, aseguró también que suscribía el contenido del comunicado leído por las parlamentarias.
La sesión de ayer quedó vacía de contenido después de que las esposas de los dos supuestos cerebros de las tramas de corrupción y espionaje, Alfredo de Miguel y Aitor Tellería, no comparecieran por sendos motivos. Es el tercer plantón de alguien de la órbita del PNV después de que el ex edil en Leioa, Iñaki San Juan, no acudiera el lunes.
Con Antia soplándole alguna respuesta a la oreja, Arrizabalaga esgrimió en favor de los implicados la "situación de absoluta indefensión pública" en la que se encuentran debido a "las filtraciones interesadas y juicios públicos paralelos que se están produciendo". Esta comprensión contrasta a su vez con lo afirmado el martes por un portavoz de la ejecutiva de Euskadi -"No compartimos ni defendemos que no comparezcan"-.
Tanto Arrizabalaga como Antia pertenecen al sector más soberanista del partido, liderado por Joseba Egibar. Antia además, es la mano derecha del presidente del partido en Álava, Iñaki Gerenabarrena, golpeado de lleno por el escándalo: entre los imputados hay amigos suyos y ex cargos de su máxima confianza.
"El grupo del PNV considera que las personas debidamente citadas deben comparecer y colaborar con la comisión y declarar ante la misma lo que estimen oportuno, ateniendo a las circunstancias personales derivadas del procedimiento judicial que les afecta", recalcó Arrizabalaga, encargada de leer el comunicado.
Sin querer alzar demasiado la voz contra los afectados, las parlamentarias insistieron en el discurso impulsado por el presidente del PNV alavés, que dio alas a los implicados para desafiar a la Cámara, e incluso al propio Urkullu cuando se negaron a entregar el carné a pesar de varias peticiones en público y en privado. También recordó que las reticencias de los abogados de los implicados se deben a que parte de la investigación judicial se encuentra aún bajo secreto de sumario, la del supuesto espionaje. El PNV reiteró también su convicción de que "algunos grupos tenían ya redactadas las conclusiones" de la comisión, cuyo principal objetivo sería desgastar sus siglas de cara a los comicios municipales y forales de mayo. En esta última cuestión sí que hay plena sintonía en el partido.
Ambas se mostraron visiblemente tensas en el turno de preguntas: Arrizabalaga respondió rápidamente a unas siete antes de que Antia diera por finalizada la rueda de prensa a pesar de que varios periodistas querían tratar alguna cuestión más.
Tanto PSE como PP consideraron una "falta de respeto" hacia el desplante de San Juan, Bajo y Bilbao. Horas antes de que Urkullu pidiera a sus afiliados que dejaran de hacerle daño al partido, el secretario general del grupo socialista, Oscar Rodríguez, exigió al presidente del EBB que diera "la cara" y criticara en público a sus "afiliados insumisos". "Esto no es un batzoki ni una casa del pueblo, y nos parece grave que estas personas no comparezcan en una institución que está por encima de las formaciones políticas, gobierne quien gobierne", concluyó Rodríguez.
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