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Reportaje:Sicko | Las colecciones de EL PAÍS | Cine documental, una ventana al mundo

Un sistema sanitario infecto

Michael Moore denuncia en 'Sicko' la desprotección del enfermo en EE UU

"Hace 10 años que tengo cáncer de tiroides. Aún recuerdo una de mis primeras operaciones: me quitaron 19 tumores del cuello y al día siguiente, cuando aún no podía ni ponerme en pie, mi seguro me envió a casa. La factura por una noche de hospital era de 1.900 dólares (1.437 euros). Querían ahorrar así que decidieron que ya estaba sana para regresar". Kairol Rosenthal lleva desde los 27 años luchando contra su enfermedad. Hoy tiene 37 y es la autora de un libro titulado Everything Changes, en el que ha recogido las experiencias de decenas de enfermos de cáncer menores de 40 años. "Cuando te enfrentas a algo así te sientes muy sola y pensé que sería interesante descubrir si otras personas de mi edad sentían lo mismo que yo y tenían el mismo tipo de problemas", explica en entrevista telefónica. "Curiosamente, lo más repetido, más allá del shock del diagnóstico, es lo duro que resulta para cualquier paciente enfrentarse a un sistema médico diseñado de tal forma que hay que perder horas y horas cada día navegando entre facturas y reclamaciones. La poca energía que tienes se te va en luchar contra la burocracia y en pagar deudas".

El 60% de los que se declaran en quiebra lo hacen por deudas médicas
Rosenthal: "He vivido mi 'Sicko', es el día a día de millones de personas"

El peso económico que recae sobre un enfermo, al margen de que tenga seguro o no lo tenga, es de tal calibre que la mayoría de la gente se ve obligada a volver a trabajar cuando en realidad debería estar en reposo. "Eso pone nuestra salud en peligro porque ralentiza el proceso de curación. Hasta ahora ha sido un sistema brutal e injusto. Pero la reforma sanitaria que acaba de aprobar Obama, aunque no sea perfecta, por fin va a cambiar muchas cosas", asegura Rosenthal.

Según un estudio realizado en 2009 por el American Journal of Medicine, el 60% de la gente que se declara en quiebra en Estados Unidos lo hace a causa de sus deudas médicas. Es decir, más de 1,5 millones de personas al año. Gente con estudios, de clase media, y al menos la mitad con seguro médico pero que debido a una enfermedad prolongada, no pueden hacer frente a los gastos que eso supone, ya sea porque dejan de trabajar o porque hipotecan su casa para pagar facturas y al final acaban teniendo que elegir entre su tratamiento o su hogar.

Entre las nuevas conquistas de la reforma está la gratuidad de análisis elementales como mamografías o colonoscopias que ahora muchos seguros no cubren y son la causa por la que miles de personas reciben diagnósticos mucho más tarde de lo que deberían. "La medicina preventiva va a funcionar. Tardé más de un año en que se me diagnosticara porque aunque iba al médico quejándome nadie quería hacerme ningún tipo de pruebas. Se lo achacaban todo al estrés. Y así el seguro ahorraba".

Por ironías de la vida una de sus operaciones se produjo un 22 junio de 2007, el mismo día en que se estrenaba el documental Sicko de Michael Moore. "Sabía de qué trataba y veía el título anunciado en todas partes y pensaba: exacto, Sicko, mi propia historia". Decidió no verlo porque sabía que las odiseas que se narran en el filme de pacientes que tienen que elegir entre que les corten un dedo u otro por cuestiones financieras y las comparaciones con los sistemas médicos de diferentes países la haría sentirse aún peor. "Yo he vivido mi propio Sicko, es mi día a día y el de millones de personas". En su caso, cuando supo que estaba enferma, descubrió que por un error su jefe no había rellenado los papeles del seguro y se encontró con 27 años totalmente indefensa frente al cáncer. "Me pasé dos meses tratando de arreglar aquel embrollo, tuve que pasar por los juzgados y por lo tanto, la quimioterapia comenzó más tarde de lo que debería". Hoy aún no ha superado su enfermedad pero su tratamiento ya le ha costado más de 100.000 dólares (75.631 euros). "Ahora estoy casada y me cubre el seguro de mi marido. Estoy tranquila, aunque fue muy duro mientras tuve que buscar sola maneras de pagar mis deudas. Por eso escribí el libro, para compartir información. Pero es absurdo que mi tranquilidad médica dependa de un anillo en el dedo. Por suerte con la reforma, si un día tuviera que divorciarme y perder los beneficios de su seguro, al menos sé que ya nadie podrá negarme un tratamiento médico. Y eso es una gran victoria".

Carátula de la película <i>Sicko</i>.
Carátula de la película Sicko.

La película. Sicko

Después de la exposición mediática que supuso el éxito mundial de su anterior trabajo, el documental Fahrenheit 9/11, Michael Moore se tomó su tiempo. Un tiempo que empleó para curarse las heridas provocadas por los ataques de la ultraderecha estadounidense y, sobre todo, por la reelección de George W. Bush en las elecciones de 2004. Y qué mejor defensa que un buen ataque. En este caso, una crítica a uno de los pilares de EE UU: el sistema sanitario. Más comedido, y menos presente delante de la cámara, Moore habla en Sicko de las deficiencias del sistema privado de sanidad, centrándose en terroríficas historias personales y en la comparación, grotesca en la mayoría de los casos, con otros sistemas sanitarios de más corte social. A buen seguro, despertará más de un debate sobre un tema determinante en la vida sociopolítica de EE UU.

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