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LA CULTURA Y LA CRISIS ECONÓMICA

El fin de Chillida-Leku ahonda la penuria

La falta de ayudas públicas y los problemas de gestión cuestionan la viabilidad del modelo museístico guipuzcoano - La provincia suma 64 centros en 88 localidades

Guipúzcoa cuenta con un total de 64 museos, casi tantos como municipios (88). De la lista puede caerse uno de los más distinguidos, Chillida-Leku, el gran santuario del escultor Eduardo Chillida. El centro ya ha puesto fecha a su cierre -el próximo 1 de enero- ante la falta de ayudas para hacer frente a sus dificultades económicas. El anuncio ha supuesto una tremenda sacudida que pone patas arriba todo un entramado cultural que, según diversas fuentes, ha vivido los últimos años "por encima de sus posibilidades". Ahora, las luces de alarma proliferan en muchos de estos equipamientos a medio camino entre el arte y el turismo, que padecen las mismas penurias financieras y observan, con asombro, cómo las instituciones les olvidan al tiempo que impulsan proyectos para los que reservan grandes cantidades de dinero. ¿Resulta realmente sostenible y viable esta sobreabundancia museística? ¿Es acertado el sistema de gestión de algunos centros? ¿Han fallado las Administraciones al fijar prioridades en su política de ayudas?

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"No vivimos una crisis cultural en Guipúzcoa", sentencia María Jesús Aranburu, diputada foral de Cultura. "Posiblemente, el espacio cultural de Guipúzcoa tiene unas ambiciones y unas dimensiones que obligan a replantearse algunas cosas. Replanteamiento, redimensionamiento y cuestionar algunos proyectos, sí; crisis, no", apunta el viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera.

Existe una coincidencia generalizada en que las convulsiones que azotan la economía y la política a escala global han llegado irremisiblemente a la cultura. Con ser grave la situación que sufre Chillida-Leku -en 2009 sumó medio millón de euros de pérdidas y este ejercicio lo cerrará con una cifra superior, según fuentes institucionales-, el problema se extiende a gran parte de la red museística de Guipúzcoa. El dedicado a Zuloaga, en Zumaia, también en manos privadas, padece los mismos males y sobrevive gracias al esfuerzo económico que han ido realizando cuatro generaciones de la familia del pintor.

El Photomuseum de Zarautz, el único de sus características en España, aguanta a duras penas con una subvención foral de 45.000 euros anuales. "Pensábamos cerrar en septiembre, pero tiramos con lo que podemos", asegura su responsable, Ramón Serras. Ekainberri, la réplica de la cueva de Ekain creada con una inversión pública de unos 9,5 millones, no ha logrado alcanzar el número de visitantes previstos inicialmente (80.000 anuales) y se sustenta en los recursos de la Administración. El Topic, el Centro del Títere de Tolosa, se autofinancia en un 52%, pero sin ayudas oficiales, sobre todo del Gobierno, el proyecto se echaría "a temblar", como reconocen sus responsables.

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"El sistema cultural público, aquello que se supone que es inútil y que no tiene aplicación práctica, está en crisis. La potencia simbólica, la capacidad de crear patrimonio, es tan importante como hacer carreteras", apunta el director artístico de la candidatura San Sebastián 2016, Santi Eraso. Aranburu enfatiza que hoy "hay necesidades más apremiantes que las culturales".

Mientras Chillida-Leku reclama respiración asistida para sobrevivir, la Diputación guipuzcoana ha concedido este año a la Real Sociedad una ayuda de 1,5 millones a cambio de promocionar el euskera en sus camisetas, cifra que aumentará el año entrante hasta los 2,1 millones, tal y como figura en los presupuestos forales. "Si una entidad privada como la Real recibe esas cantidades bajo la premisa de ser patrimonio de Guipúzcoa, ¿acaso no es Chillida patrimonio de Guipúzcoa", reflexiona Ramón Etxezarreta, ex concejal de Cultura donostiarra.Al difícil trance de los museos se añaden las quejas de los responsables de las grandes citas culturales de Guipúzcoa, como el Zinemaldia, la Quincena Musical, el Festival de Jazz o la Semana de Cine de Terror, que han visto rebajadas por segundo año consecutivo las aportaciones públicas, lo que les complica mucho mantener su nivel de calidad presente.

La decisión de cerrar Chillida-Leku ha reabierto el debate sobre la conveniencia de impulsar grandes proyectos culturales sin haber consolidado antes los ya existentes. Etxezarreta sostiene: "Si estuviese en manos públicas se hubiesen gastado millonadas. La familia [Chillida] lo financió sin pedir una peseta y su mantenimiento no es más caro que otros museos. Creo que se impone mantenerlo y no procede hablar de nuevos museos o ampliar los existentes". La solución para sacar de sus apuros a Chillida-Leku tendrá que arbitrarse mientras aún sigue sin aclararse el futuro de Tabakalera, la dimensión final de Musikene o la ampliación del Kursaal.

La asistencia a eventos culturales ha experimentado un bajón, acentuado desde el pasado verano, apuntan fuentes del Ayuntamiento donostiarra. Sin embargo, sólo en la capital guipuzcoana abrirá el próximo día 20 la casa de cultura del Palacio de Aiete y, más adelante, un centro especializado en culturas urbanas en Intxaurrondo. Y la ciudad espera inaugurar el remodelado y ampliado San Telmo y poner las bases del futuro centro de Tabakalera si finalmente el consenso institucional arroja los frutos esperados. "Será el momento de máxima expansión de la cultura en San Sebastián, y tenemos que ver cómo se mantienen todas las inversiones, no solo mirar los gastos que generan", apunta un responsable local.

El aparente vigor cultural que vive su capital no logra contagiar al resto de Guipuzcoa, que oferta una variopinta gama museística, con centros dedicados a la sal (Leintz-Gatzaga), el tren (Azpeitia), el pastoreo (Legazpi), los fósiles y minerales (Elgoibar), el medievo (Segura), la industria armera (Eibar) o la confitería (Tolosa).

Visitantes en el museo Chillida-Leku, en Hernani.
Visitantes en el museo Chillida-Leku, en Hernani.JESÚS URIARTE

Todos miran a las instituciones

La Diputación guipuzcoana prevé destinar en 2011 un millón de euros para el proyecto museográfico de San Telmo, que reabrirá el año próximo; 525.000 euros para el Balenciaga, más otros 100.000 para gastos de funcionamiento; 504.000 para la réplica de la cueva de Ekain, 570.000 para Tabakalera o 277.000 para el Museo Naval. Las subvenciones para el conjunto de museos municipales ajenos a la red foral suman casi 350.000 euros. Además, el Ejecutivo foral destinará 2,1 millones a Gordailu, el Centro de Patrimonio Mueble de Guipúzcoa, que podrá albergar 55.000 piezas de arte cuando abra la próxima primavera sus 9.100 metros cuadrados en Irún tras una inversión de 16 millones.

Solo el Ayuntamiento donostiarra, volcado en la candidatura a capital cultural europea en 2016, dedica 25 millones anuales a organizar actividades culturales y sostener sus nueve casas de cultura. La cifra se acerca a los 33,4 millones que manejará el año próximo el departamento foral de Cultura, cuyo presupuesto volverá a recortarse por la crisis, en esta oca?sión en un 4,43%.

El Departamento de Cultura cuenta para el ejercicio entrante con un presupuesto cifrado en 285,3 millones, de los que 34 millones se reservan para la promoción cultural y 28,4 millones más para el patrimonio histórico y artístico de la comunidad autónoma.

Los centros artísticos y culturales de Guipúzcoa miran al maná público para superar sus dificultades, precisamente en un momento en que a la Diputación no le cuadran las cuentas y pedirá a los Ayuntamientos que devuelvan 10 millones adelantados del fondo foral.

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