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LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO | La infiltración de La Habana en Latinoamérica

Los espías cubanos actúan por libre en Venezuela y despachan con Chávez

Funcionarios de la Embajada de EE UU en Caracas son vigilados por un equipo bajo control cubano - El Ejército parece ser una institución menos 'cubanizada'

Juan Jesús Aznárez

El despliegue de los servicios de inteligencia cubanos en Venezuela es tan profundo que disfrutan de "acceso directo" al presidente Hugo Chávez y, frecuentemente, le hacen llegar información no compartida con los servicios de inteligencia locales, según indican mensajes enviados al Departamento de Estado por su Embajada en Caracas. "Delicados informes indican que los lazos de inteligencia entre Cuba y Venezuela son tan estrechos que sus agencias parecen rivalizar para conseguir la atención del Gobierno bolivariano", indica una de las misivas, fechada el 30 de enero de 2006.

Cuatro años después de ese despacho, el espionaje castrista continúa activo en el seno de la coalición cubano-venezolana, oficialmente nacida en 1999, tras el primer triunfo electoral de Hugo Chávez. Sus cimientos se remontan a 1994, poco después de que el ex teniente coronel de paracaidistas saliera de la cárcel tras el fallido cuartelazo de 1992 contra la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-93). Chávez viajó a Cuba para conocer a Fidel Castro, a quien idolatraba, y allí se fraguó una amistad ideológica y personal que explica en buena medida la amplitud de los lazos binacionales.

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La confianza de Chávez en la pericia de los agentes de La Habana explica que la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) y los Servicios de Inteligencia Bolivarianos (SEBIN), antigua Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), respondieran a las indicaciones cubanas durante el desarrollo de importantes operaciones de inteligencia, de acuerdo con un documento fechado en enero de este año. También tendrían acceso a las oficinas migratorias que se ocupan de documentar y nacionalizar a extranjeros y controlar su ubicación y movimientos. Un despacho de la embajada en Bogotá refiere la reunión del entonces canciller colombiano, Mauricio Acero, con un funcionario consular, al que advierte sobre la fraudulenta obtención de la nacionalidad colombiana por cientos de extranjeros. "Acero aventuró que algunos cubanos [tratarían de conseguirla] para escapar del régimen y otros podrían estar utilizando la nacionalidad colombiana para ejecutar operaciones de inteligencia encubiertas".

El Ejército parece ser una institución menos cubanizada, pues la oficina diplomática de Caracas reconoce no haber recibido informes fiables sobre una intervención significativa de los cubanos en el estamento castrense, salvo en la guardia militar que acompaña a Hugo Chávez. Pero la guerra psicológica es tarea propia de los servicios de inteligencia. Un informe atribuye a una campaña propagandística del Gobierno bolivariano el pronunciado deterioro de la imagen de Estados Unidos en Venezuela.

Si en época anterior a Chávez era positiva en el 65% de la muestra, hoy ha caído hasta "un histórico" 31%. La embajada pide fondos para contrarrestar esa campaña con otra que llegue a los venezolanos de menores ingresos y destaque los históricos y mutuamente beneficiosos lazos entre Venezuela y Estados Unidos. Los diplomáticos de la Embajada programaron una gira propagandística por todo el país para "interactuar" con la gente y tratar de modificar sus negativas percepciones y juicios sobre Estados Unidos.

No sorprende pues la preponderancia de la alianza Chávez-Castro en los informes transmitidos a Washington. "El impacto de la penetración de Cuba en los servicios de inteligencia venezolanos podría afectar directamente a los intereses de Estados Unidos, ya que los servicios de inteligencia venezolanos figuran entre los más hostiles hacia Estados Unidos, pero les falta la destreza que los cubanos pueden aportar", subraya el consejero político.

No siempre ha sido así. La orientación del trabajo de inteligencia cambió radicalmente desde la llegada de Chávez al poder en la nación petrolera. Durante el arranque de su Gobierno, la antigua DISIP, la policía política adscrita al viejo bipartidismo de Acción Democrática (AD), socialdemócrata, y COPEI, democristiano, sufrió fuertes sacudidas internas y destituciones; renovada su plantilla, el pasado año pasó a llamarse SEBIN. Desde entonces trabaja intensamente en el flanco político y económico, y al igual que la CIA corteja a oficialistas y opositores, la SEBIN escruta a los grupos antigubernamentales para infiltrarse en ellos y dividirlos con la acentuación de las diferencias, egos y ambiciones detectadas en su seno.

Los conocimientos de la seguridad cubana en ese campo son muy valiosos, pues lleva medio siglo debilitando y aislando los planes de la disidencia en la isla, buena parte penetrada hasta el tuétano por falsos opositores al servicio de la policía. Un despacho desde la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, oficina que pide a Washington ayuda urgente para resolver la vulnerabilidad de sus comunicaciones telefónicas, dice: "La Dirección de Inteligencia y la Dirección de Contrainteligencia del Minint [Ministerio del Interior cubano] son servicios muy profesionales y capaces. Son muy eficaces penetrando en las tramas de la isla y persiguiendo a las personas que ellos creen pueden ser terroristas. De hacerse notar que, para el Gobierno de Cuba, los grupos de oposición son terroristas financiados por Estados Unidos".

Sin entrar a juzgar la verosimilitud de la acusación contenida en otro telegrama, la embajada menciona los cargos de César Pérez Rivas, gobernador del Estado de Táchira, contra los servicios de inteligencia cubanos por haberle "fabricado" un informe relacionándole con los crímenes perpetrados por los grupos paramilitares colombianos. Otro despacho agrega que los cubanos pueden haber jugado un papel importante en el desenlace de las pugnas internas que desplazaron de sus cargos cercanos a Chávez a determinados políticos bolivarianos para dar entrada a otros.

Opaco por definición el mundo del espionaje, no ha sido posible acotar en fuentes independientes la influencia cubana en el núcleo del Gobierno venezolano, regularmente frecuentado por la cúspide cubana, a la que pertenece el comandante Ramiro Valdés, de 78 años, ministro de Comunicaciones en La Habana, fundador del Ministerio del Interior (Minint) tras el triunfo revolucionario de 1959. La embajada no descarta que el compañero de Fidel Castro en Sierra Maestra haya aplicado en Caracas sus amplios conocimientos sobre la materia.

El interés por adentrarse en los orígenes de la vinculación del jefe de Gobierno venezolano y su mentor Fidel Castro condujo a una reunión de la Embajada con Herma Marksman, pareja sentimental y política de Hugo Chávez desde 1984 hasta su ruptura en 1993, cuando se convirtió en su adversaria. "Marksman no está de acuerdo con la imagen que da la oposición de que Chávez es un idiota. Dice que es muy decidido y que confía en muy poca gente", señala un mensaje fechado en 2004. Aunque la ecuanimidad de Marksman es puesta en duda, sus juicios son recogidos como valiosos, pues conoció a Chávez antes de su irrupción en la política. "Chávez solo confía en su hermano Adam, al que ella califica de comunista, y en Fidel Castro".

La permanente alerta de Estados Unidos en Caracas lleva al reforzamiento de las medidas de seguridad, que son ejecutadas tras constatarse que funcionarios de la legación son espiados, "con medios técnicos y contactos personales y de otro tipo", por un equipo de venezolanos bajo control cubano, se asegura en un documento fechado el 28 de enero de este año. El agregado de seguridad comunica a sus jefes que la prioridad de esas operaciones son los opositores, pero que el espionaje local tiene también la capacidad y la voluntad de controlar al personal de la Embajada. A renglón seguido calificó los niveles de amenaza de espionaje detectados de "críticos", muy altos: cuatro en una escala de seis. No parece gratuita la llamada de atención, puesto que en un acto público Chávez leyó párrafos de los correos electrónicos intercambiados entre el agregado naval, posteriormente expulsado, y sus contactos. El gobernante dijo que estaba tratando de "cazar" a otros espías de la embajada.

Solo los funcionarios de nacionalidad estadounidense autorizados reciben los móviles Opennet Blackberries y los ordenadores despachados por el Departamento de Estado para dificultar las incursiones electrónicas. "En presencia de empleados locales solo puede hablarse de información desclasificada", pidió el agregado de seguridad. Esos empleados serán registrados antes de acceder a determinadas áreas de la sede diplomática.

La sucesión de mensajes confidenciales y secretos certifican la preocupación norteamericana por la presencia en Venezuela de aproximadamente 40.000 cubanos, asignados a los diferentes ministerios y sectores de la Administración local, la gran mayoría médicos y personal de enfermería. A diario aterrizan en los aeropuertos de Caracas, Barcelona y Maracaibo de tres a cinco aviones comerciales y militares procedentes de La Habana, aunque "la embajada no puede precisar cuántos cubanos viajan en estos vuelos".

Y durante el desarrollo de la mutua vigilancia, casi de guerra fría, el oficialismo cubano domiciliado en Venezuela antagoniza con los 30.000 cubanos anticastristas que residen en el país del Orinoco, comprometido con el envío de cerca de 90.000 barriles diarios de crudo a la isla caribeña a cambio de un precio político: médicos, entrenadores deportivos, ingenieros y especialistas.

El recuento de los "contactos" citados en otra misiva desglosa la cifra total en 30.000 médicos y profesionales de la medicina, 1.400 técnicos agrícolas, 6.000 entrenadores deportivos y 4.000 profesionales enrolados en las áreas de educación, la industria, las comunicaciones y la cultura.

Paralelamente, dirigen terminales de carga y proyectos relacionados con los hidrocarburos y la importación y exportación de mercancías a través de una maraña de empresas mixtas. Pero "mientras el impacto económico de los cubanos que trabajan en Venezuela puede ser limitado, sus servicios de inteligencia tienen mucho que ofrecer a los hostiles servicios de inteligencia venezolanos".

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El presidente de Venezuela, Hugo Chávez (izquierda), con el de Cuba, Raúl Castro, en Caracas el pasado abril.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez (izquierda), con el de Cuba, Raúl Castro, en Caracas el pasado abril.ASSOCIATED PRESS

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