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La lucha contra el terrorismo

Rajoy alienta un doble discurso sobre ETA: pacto en Euskadi, bronca en Madrid

El líder autoriza los tonos duros para alimentar a su electorado más extremista

El PP siempre ha presumido de lanzar el mismo mensaje en cualquier lugar de España. Pero cada vez es más difícil. En el delicadísimo asunto del final de ETA, los populares vascos se encuentran cada mañana con una gran contradicción: mientras ellos mantienen un sólido pacto con el PSE que incluye la política antiterrorista y mejoran casi cada día las relaciones políticas y personales con sus socios, ven cómo en Madrid el enfrentamiento PSOE-PP sobre este asunto se recrudece.

La campaña contra Jesús Eguiguren, presidente del PSE, por parte de periodistas conservadores alentados por declaraciones de Dolores de Cospedal y Esteban González Pons, que pidieron su dimisión y le calificaron de "amigo de los terroristas", ha desbordado un vaso ya muy lleno.

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No hay ningún enfrentamiento real entre el PP vasco y el nacional. Antonio Basagoiti no es Esperanza Aguirre, aunque se lleva muy bien con ella. Es un marianista muy cercano a Rajoy. Pero sí está claro, según varios dirigentes nacionales y vascos, que Rajoy ha optado por un doble discurso. Por un lado anima a Basagoiti a seguir reforzando el pacto con el PSE. Este y su equipo, que le han dado la vuelta a la línea marcada por María San Gil, insisten en que "lo importante son los hechos", en palabras del número dos del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, y esos hechos prueban que no hay negociación alguna.

Pero, al mismo tiempo, Rajoy también autoriza a Cospedal y González Pons, dos miembros de su cúpula con los que habla constantemente, a lanzar andanadas durísimas e insinuaciones de que el Gobierno no está haciendo las cosas bien en la lucha antiterrorista. Ya no es solo Jaime Mayor quien deja paso a la tesis de la negociación. Todo con un objetivo que en Génova nadie oculta: hay un público, especialmente en Madrid, que salió ocho veces a manifestarse en la pasada legislatura y que es muy sensible a estos temas, al que hay que cuidar.

De hecho, ese público no admite medias tintas. Al PP le han llovido las críticas por no acudir a la marcha organizada por el ex presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz. Justo después de esas críticas, en parte para acallarlas, llegaron los tonos más duros de Cospedal y González Pons.

Mientras en Madrid se exige a Patxi López que destituya a Eguiguren, en Vitoria Basagoiti y López se reúnen y se apoyan. Los dirigentes del PP vasco mantienen incluso buena relación personal con el presidente del PSE. Son muchos funerales juntos, muchas víctimas compartidas, del PP y del PSE, muchas vivencias durísimas, como para asumir que pueda ser calificado de "amigo de los terroristas".

En Génova, el cuartel general del PP, defienden el discurso duro y sostienen que está coordinado con el PP vasco. Aseguran que Eguiguren puede ser una persona respetada en el País Vasco, pero su confusa posición descoloca al votante socialista del resto de España. Los populares aseguran que con la polémica de Eguiguren, de los GAL -por la entrevista de Felipe González- y del Sáhara, han recuperado la iniciativa perdida y el Gobierno va a remolque y ahogado. "Este Gobierno tiene 15 días y ya parece que tiene 90 años", aseguró ayer Rajoy.

Pero al margen de movimientos tácticos de Génova, Basagoiti, coinciden diversos dirigentes, está dispuesto a mantener el pacto con el PSE a toda costa, porque cree que funciona muy bien. El líder del PP vasco ha tomado una opción política de fondo: quiere estar en la gestión del final de ETA. Quiere influir, controlar el proceso, presionar desde dentro para que, por ejemplo, Batasuna no se pueda presentar a las elecciones. Es una oportunidad única para el PP vasco, que siempre estuvo fuera de las decisiones clave en esta comunidad.

Basagoiti y los suyos creen, al contrario que María San Gil, que el PP vasco será decisivo si logra estar en el centro de las decisiones del final de ETA en vez de quedarse fuera por lanzar el mensaje agorero de la unión de intereses entre ETA, el PNV y Zapatero. Rajoy, además, apoya esta idea y busca un reencuentro con el PNV, a quien necesitará para gobernar en 2012. Basagoiti tiene información al día y se fía de López. Rajoy también la tiene y tampoco cree, dicen los suyos, que haya negociación. El pacto vasco está engrasado. Pero las críticas en Madrid seguirán: hay una fiera a la que alimentar.

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