Otegi: "Rechazamos la violencia para imponer un proyecto político"
Eguiguren declara que no fue informado previamente del contenido del mitin
Arnaldo Otegi, ex portavoz de Batasuna y líder indiscutible de la izquierda abertzale, intentó ayer mostrar su aspecto más seductor en el escenario más complicado para vender su mensaje de paz. En la Audiencia Nacional, en el juicio que se celebra contra él por delito de enaltecimiento de terrorismo y en el que el fiscal pide para él, Joseba Permach y Joseba Álvarez, año y medio de cárcel, Otegi volvió a convertirse en el protagonista absoluto al afirmar en el turno de última palabra: "Quiero volver a reseñar con carácter absolutamente claro, nítido, prístino, que nosotros hemos hecho una apuesta por las vías pacíficas y democráticas, que nosotros rechazamos el uso de la violencia para imponer un proyecto político, que nosotros abogamos por un proceso de soluciones democráticas".
El tribunal no permitió proyectar el vídeo en el que se basa la acusación
Lo había avanzado anteriormente en una entrevista concedida a EL PAÍS hace menos de un mes, y tampoco en esta ocasión utilizó el término condena, pero el escenario y el momento confirió a su mensaje, apenas de tres minutos, la pátina de la oficialidad. Ni siquiera el presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, que había cortado hasta en seis ocasiones los aspectos políticos del testimonio del presidente del PSE, Jesús Eguiguren, impidió el discurso del dirigente abertzale. Quizá tuvo que ver que, en el inicio de su intervención, Otegi no se olvidó de felicitar al presidente por haber limitado las cuestiones políticas en el juicio, un proceso que, según dijo, ha llegado a los tribunales por la "necesidad" de la fiscalía y de "algunas acusaciones", en referencia a determinadas asociaciones como Foro de Ermua, Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) o Dignidad y Justicia, aunque sin citarlas, empeñadas en "introducir cuestiones políticas en juicios penales". Otegi les achacó "querer reconvertir" el mitin de Anoeta, una propuesta de paz, "en un acto de enaltecimiento".
Hasta la intervención del líder independentista, el momento estrella de la jornada se lo había llevado Jesús Eguiguren, testigo a propuesta de la defensa, al que el presidente de la sala atornilló sobre si el hecho de haber tenido contactos con Otegi le había generado una amistad especial. "No, especial, no, le he tratado como parlamentario", precisó el presidente del PSE.
El dirigente socialista avanzó en su testimonio, a pesar de las sucesivas interrupciones del presidente del tribunal, que declaró impertinentes hasta seis preguntas. Eguiguren negó tener afinidad con la izquierda abertzale y saber que se iba a celebrar un mitin en Anoeta. "No era ningún secreto", dijo, aunque precisó que no fue informado previamente del contenido del acto. Tampoco asistió al mismo.
Su comparecencia estuvo salpicada por comentarios desde la bancada para el público de la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, a la que la policía, por instrucciones del presidente, amenazó con expulsar de la sala si no deponía su actitud.
No deja de ser curioso que la acusación contra Otegi y sus compañeros se sustente en el vídeo del mitin, y que ahora que la técnica viene en ayuda de la justicia, el tribunal no haya permitido que la grabación se proyectara en el juicio. En todas las intervenciones de la fiscal, la acusación y las defensas se hablaba de las banderas de Batasuna, los logos de la formación ilegalizada en las vallas perimetrales, de los gritos de "Gora ETA militarra" (viva ETA militar) y "ETA, herria zurekin" (el pueblo está contigo) coreados por las 15.000 asistentes al acto, con discusiones al respecto, incluida la exhibición de hasta 93 imágenes de dirigentes abertzales y miembros de ETA fallecidos, a modo de homenaje y que constituiría el delito de enaltecimiento. Todo ello, incluida la intención y objetivos del acto, hubiera quedado claro con la proyección del vídeo, pero el tribunal no lo autorizó. Sin más explicaciones. Aunque sí lo hizo en la fase de instrucción.
A cambio, se permitió una prueba pericial de inteligencia realizada por guardias civiles que se basaron en lo que habían contado los periódicos en su momento.
El juicio quedó visto para sentencia, que se conocerá en un par de semanas.
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