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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Escribir, participar, ganar

Camilo José Cela despotricó durante años contra el Premio Cervantes hasta que él lo ganó en 1995. Algo similar le acaba de ocurrir al francés Michel Houellebecq, que durante años ha afilado su lengua contra el más importante galardón francés, el Premio Goncourt. "Los jurados están comprados por los editores", llegó a decir este polémico escritor. "Premian lo que les dice su editor. Y, casi siempre, dan el premio a unas novelas totalmente nulas". El provocador Houellebecq estaba sin duda dolido. Hace 12 años creyó que el premio sería para él por su novela Las partículas elementales, que los medios daban como favorita, pero tuvo que ver cómo año tras año era otorgado a todos menos él. El lunes pasado, cuando por fin su reciente novela El mapa y el territorio fue distinguida con el Goncourt y se vio rodeado de cámaras y periodistas, no pudo ocultar su emoción. "Me siento un poco raro, pero muy feliz", dijo aparcando sus pasadas rencillas.

Los galardones literarios, como explica el reciente premio Planeta Eduardo Mendoza, son "operaciones editoriales con fines comerciales" a las que pocos autores se resisten; máxime si, como el que acaba de ganar el autor catalán, están dotados con 600.000 euros. Mendoza, consecuente con sus ideas, no solo no renunció a él, sino que previamente había defendido a autores que lo ganaron en su momento y al fenómeno de la literatura de consumo. Unos pocos autores, sin embargo, no solo renunciaron a ciertos galardones, sino que han alimentado con ello su leyenda inconformista; no siempre fiel a la realidad.

El caso más ilustre es el de Jean-Paul Sartre, distinguido con el Nobel de Literatura en 1964. Se negó a aceptarlo porque provenía del poder establecido e institucionalizaba su literatura. El ex secretario de la Academia sueca contó en sus memorias que Sartre había preguntado 10 años después si de todos modos podía cobrarlo.

Houellebecq no habría podido emular a Sartre. La dotación del Goncourt es de solo 10 euros. Pero su varita mágica convertirá El mapa y el territorio en un best seller del que se espera vender 600.000 copias; como mínimo.

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