"La prioridad no es bajar el CO2, es adaptarse al calentamiento"
Entre el pensamiento conservador, el escepticismo ha dado paso al adaptacionismo. Recientemente, el Instituto de Adaptación Global, un lobby creado en Washington para incentivar programas de ajuste al cambio climático, anunció que había nombrado al ex presidente José María Aznar como jefe de su consejo asesor. Sorprendió entonces que Aznar, que ha criticado "el alarmismo climático", se inmiscuyera en ese proyecto. Esa organización privada quiere abanderar un cambio hacia una nueva industria generada por la adaptación al calentamiento. La lidera Juan José Daboub, que fue director gerente del Banco Mundial y ministro de Economía de El Salvador. La suya es una avanzadilla del pensamiento neoconservador que ha dejado de negar la existencia del calentamiento para proponer un mayor pragmatismo. Es difícil luchar contra el calentamiento, plantea, ¿por qué no aclimatarse a él?
Pregunta. ¿Por qué decidió lanzar el Instituto?
Respuesta. Durante cuatro años fui uno de los directores gerentes del Banco Mundial, encargado de las operaciones en 74 países. Me di cuenta de que hay elementos que han agravado los efectos del cambio climático, como el crecimiento de la población, del proteccionismo, y la escasez de alimentos y de combustible. Son retos serios.
P. ¿Qué considera que se ha hecho mal en la gestión del cambio climático hasta la fecha?
R. El cambio climático requiere acciones urgentes más allá de la politiquería. Fue esa politiquería lo que hizo que hubiera muchas expectativas para la Cumbre de Copenhague, que fracasó.
P. Esa cumbre de la ONU de 2009 culminó sin un acuerdo definitivo para reducir gases contaminantes por parte de las principales potencias. En ese tipo de cumbres se habla de cómo rebajar la contaminación. ¿Se equivocan de enfoque los que buscan mitigar el calentamiento?
R. Nosotros defendemos la adaptación, pero no como algo opuesto a la mitigación. Queremos acelerar el proceso por el que el ser humano invierte en aumentar su resistencia y minimizar al máximo su vulnerabilidad. El movimiento de defensa de la adaptación no entra en conflictos políticos. Se centra en asegurar el suministro de energía, agua y alimentos en caso de crisis, en proteger la agricultura, en proteger las costas, por ejemplo.
P. Su instituto emplea al ex presidente Aznar, alguien que ha creado polémica al criticar a los "abanderados del apocalipsis" del cambio climático.
R. El señor Aznar dedicó mucho de su tiempo en el Gobierno a analizar la realidad de países en vías de desarrollo. Mi país vivió dos terremotos en 2001. España, y el señor Aznar, nos prestaron mucha ayuda. Fue una de las asistencias más eficaces.
P. Pero, ¿opina igual que Aznar sobre el cambio climático?
R. Como el señor Aznar, opino que si alguien transmite una opinión fatalista, si desata el alarmismo en la cuestión del cambio climático, genera desesperación. Y ante esa desesperación, los sectores público y privado no tienen incentivo para actuar. Siempre digo que si usted le dice a la ciudadanía que el mundo se acaba mañana, entonces le quita el incentivo para movilizarse. Lo que necesitamos en este campo es pragmatismo.
P. No niega, entonces, la existencia del cambio climático.
R. Ha habido demasiadas discusiones sobre los orígenes y las raíces del cambio climático. Está claro que hay efectos. Es una realidad que estamos experimentando. Lo que necesitamos son acciones rápidas. Interesa ayudar a las soluciones, no pasar años en discusiones estériles.
P. ¿Ve posible que el hombre se adapte a cualquier cambio de temperatura en el planeta?
R. Los humanos se han sabido adaptar a los cambios que ha habido en este planeta con su creatividad e innovación. Somos expertos en tomar las riendas de nuestro destino, en negar que tengamos que estar dominados o superados por las circunstancias. No se debe dejar que las instituciones globales tomen las decisiones por los individuos.
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