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Presión internacional sobre Teherán para evitar la ejecución de Sakineh

Francia, Reino Unido y Brasil intensifican el esfuerzo para salvar a la condenada

La alerta lanzada el pasado martes por el Comité Internacional contra la Lapidación sobre la inminente ejecución de Sakineh Ashtianí, la mujer iraní condenada a morir lapidada por adulterio en un oscuro proceso penal, ha generado una intensificación de la presión internacional sobre las autoridades iraníes para que estas sobresean la pena capital. El comité alertó el martes de que Ashtianí podría ser ajusticiada ayer mismo, aunque por ahorcamiento en vez de lapidación. La ejecución no se llevó a cabo, pero el desmentido de las autoridades iraníes sobre la inminencia de la misma no frenó la nueva ola de indignación y los esfuerzos diplomáticos para evitar la muerte de Sakineh. El filósofo francés Bernard-Henri Lévy, muy activo en la defensa de la causa de la mujer iraní, dijo haber recibido una llamada telefónica del presidente Nicolas Sarkozy relacionada con el caso. El mandatario aseguró al filósofo haber avisado a las autoridades iraníes de que el diálogo con Francia resultaría "interrumpido ipso facto" si se llegase a "tocar un solo pelo de Sakineh".

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Dilma Rousseff, recién elegida presidenta de Brasil -país que bajo el liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva mantuvo una actitud contemporizadora con Irán-, se apresuró, significativamente, a calificar de "acto bárbaro" la eventual ejecución de Sakineh. Rousseff aclaró que, en lo personal, tiene "una posición bien intransigente en cuestión de derechos humanos", que en la diplomacia "se traducirá como una opción clara".

William Hague, ministro de Exteriores británico, redundó en la idea, alegando que se trata de "una pena bárbara que dañará la imagen de Irán a los ojos del mundo". Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, hizo un llamamiento a Irán "para que no se lleve a cabo la ejecución" de Sakineh, al igual que muchas cancillerías de varios continentes.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Manucher Mottakí, aseguró a su homólogo francés, Bernard Kouchner, que la presa no había sido ajusticiada. "Mottakí me ha asegurado que las instancias judiciales no han alcanzado todavía un veredicto final en el caso de Sakineh Ashtianí", explicó Kouchner.

Las autoridades iraníes denunciaron la "manipulación de medios occidentales hostiles" que desean crear un clima envenenado en contra Irán. Según Amnistía Internacional, Irán es el segundo país del mundo, tras China, en cuanto a número de ejecuciones. En 2008 fueron 346.

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