Estrellas de la campaña
El presentador de la Fox Glenn Beck, desde la ultraderecha, y el humorista liberal Stewart han protagonizado el debate
Es casi humanamente imposible si se está al día de la información política no saber que existe un nuevo movimiento ultraconservador en Estados Unidos que se llama Tea Party y algunas de cuyas figuras son el cubanoamericano Marco Rubio, en Florida; la mujer que confesó sus simpatías por la brujería -y su rechazo a la masturbación-, Christine O'Donell, en Delaware; la inexperta Sharron Angle, en Nevada... Pero es para obtener una alta nota estar familiarizado con otros nombres que han jugado un papel muy importante en la campaña electoral que con mucha probabilidad va a devolver a los republicanos el control de la Cámara de Representantes y quizá también el Senado de Estados Unidos.
Las risas y lágrimas del histriónico presentador televisivo de la cadena Fox Glenn Beck puede que hayan hecho más -o al menos lo mismo- por la extrema derecha de este país que todos los cheques que se hayan firmado para apoyar la caravana de campaña Tea Party Express o cualquier otra de las derivaciones del fervor patriótico surgido del miedo -a todo- de una clase media empobrecida por la peor crisis económica desde los años treinta del siglo pasado.
Beck y su educativa pizarra -donde el comunicador expone con tiza sus estrambóticas tesis, que suelen acabar en catástrofe y en las que el culpable es siempre el mismo: Barack Obama o el presidente Woodrow Wilson- capturan cada día una audiencia de tres millones de personas que están ya a estas alturas convencidas de que el presidente Obama no es estadounidense, es musulmán, trama un compló para acabar con EE UU y pretende llevar al país al socialismo.
También desde una plataforma televisiva, pero con un mensaje muy distinto, el humorista Jon Stewart ha sido capaz de mover masas. El pasado fin de semana, decenas de miles de personas acudieron a Washington a la llamada del presentador de Comedy Channel.
La llamada Manifestación para recuperar la cordura surgió de la ocurrente mente de Stewart días después de que Beck celebrase en septiembre -también en Washington y en el mismo escenario (el National Mall) y día en que Martin Luther King proclamó tener "un sueño" hace 47 años- la mayor concentración de patriotas enfurecidos en la corta historia del Tea Party.
Beck y Stewart tienen sus propios programas televisivos. Luego está quien siendo solo un colaborador de Fox, pero que en su momento portó el título del "hombre que hizo posible las dos victorias electorales de George W. Bush", el estratega político Karl Rove, ha inyectado ingentes cantidades de dinero a los republicanos, pero no al Tea Party. Rove mantiene una batalla a cara de perro con la reina sin corona del movimiento, la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin.
Karl Rove vive sus días fuera de la Casa Blanca volcado en American Crossroads, una organización formalmente sin ánimo de lucro -por tanto, autorizada a mantener en secreto la identidad de sus donantes- que el antiguo consejero político del presidente George W. Bush puso en pie en 2009 para aglutinar las toneladas de dinero que circulan en contra de Obama.
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