Empresas gacelas y ventaja comparativa
Quienes hemos participado hace pocos días en la Feria Emprende, organizada por SPRI y Gobierno vasco, hemos tenido la oportunidad de conocer de primera mano, y con cierta sistemática, experiencias emprendedoras verdaderamente relevantes, muchas de ellas de indudable impronta innovadora, así como una variedad representativa de los agentes sociales que componen el ecosistema en el que se desenvuelve la actividad emprendedora. Por lo observado y los mensajes transmitidos se puede ser optimista, aunque no triunfalista, respecto de que la CAPV avanza por la senda correcta para constituirse como una sociedad más emprendedora e innovadora. Adjetivos ambos que forman ya parte del lenguaje con el que los actores económicos regionales se enfrentan no sólo a la superación de la crisis, sino al modelo económico que resultará posteriormente. Y es que, en la medida en la que un territorio ofrezca un contexto idóneo para que nazcan y se desarrollen empresas de alto crecimiento (las que se han venido a llamar empresas gacelas), ese territorio está generando ventajas comparativas que serán fuente de riqueza para la sociedad.
Los emprendedores se concentran en lugares propios para la creatividad
El análisis segmentado de la demografía empresarial de cualquier territorio (nacimientos y defunciones de empresas), incluso de los más innovadores, destaca la existencia de un número reducido de empresas gacela. Pero también muestra que algunos entornos, precisamente aquellos que están logrando tasas de crecimiento más dinámicas, parecen ser más propicios que otros para que se produzca una concentración mayor de nuevas empresas innovadoras. ¿Por qué las empresas gacelas tienden a concentrarse en algunos enclaves geográficos más que en otros? Seguramente, porque los lugares donde tienden a concentrarse los emprendedores innovadores presentan atributos esenciales para la materialización de la creatividad y las ideas innovadoras en bienes y servicios que se comercializan con éxito en los mercados globales.
El entorno apreciado por el emprendedor dinámico, a modo de metáfora, se puede representar como un puzle cuyas piezas pueden estar mejor o peor encajadas. En primer lugar, una ventaja clave consiste en que la región esté dotada de capital humano altamente cualificado que pueda funcionar eficazmente en clave de cooperación para fomentar la creatividad. Este capital humano lo componen, por una parte, los emprendedores innovadores, que reúnen unas características que los hacen particulares (visión, talento, creatividad, capacidad de construir redes, etc.). Son personas dispuestas a asumir retos y riesgos que otras personas no deseamos o no podemos asumir, e incluso a "complicarse la vida" optando por el desempeño empresarial frente al de ser asalariado, quizás exitoso, o empleado público. Pero junto a estos atributos individuales es preciso tener acceso a la posibilidad de absorber y generar nuevo conocimiento. Es decir, acceso al talento que concentran, generan y desarrollan las universidades, centros tecnológicos, institutos de investigación, empresas privadas y públicas, etc. Un acceso que tiene que ser eficiente y sin excesivas distorsiones, y que opere en una dimensión global. Una característica de la economía basada en la innovación es que su principal input, el talento, viaja en gran medida con las personas. Y, por tanto, ser efectivo en la atracción e inserción del talento de allá donde se encuentre, es un reto permanente para el conjunto de la sociedad innovadora, y no sólo de las empresas individuales.
Otro elemento importante del puzle lo constituye el capital organizacional representado por la disponibilidad de capital inteligente que representan los business angels: un capital que va más allá de las aportaciones de recursos financieros Los emprendedores innovadores han de gestionar el caos de un crecimiento organizacional complejo, brusco y rápido, del que normalmente las instituciones crediticias se desentienden debido al elevado riesgo, corta trayectoria empresarial, y escasas garantías reales. Se precisa, pues, quien se aventure a co-invertir y/o a co-participar activamente en la gestión de la iniciativa para apalancar su crecimiento. Los business angels, además de dinero aportan otro capital clave para la organización como su buen saber, conocimiento del sector, acceso a nuevos clientes, etc.
Un tercer elemento del puzle lo representa el capital relacional que se deriva del funcionamiento del entramado institucional de una región. Este activo se traduce en la capacidad de acierto en el diseño, coordinación e implementación de políticas públicas (de empleo, formación, fiscal, innovación, emprendimiento, etc.) orientadas a la creación y desarrollo de empresas, o la misma habilidad para conciliar intereses y establecer una conexión productiva de complicidad y confianza entre los distintos agentes sociales (funcionarios, educadores, inversores, empresarios, emprendedores).
Estas tres piezas del puzle -capital humano, capital organizacional y capital relacional- concurrentes en una región, llevan consigo un enorme peso intangible (inobservable y a veces incomprensible), que determina el potencial de una región para la creación y desarrollo de empresas gacela. En última instancia, esas tres piezas contribuyen notablemente a la "proposición única de valor" regional para su crecimiento basado en la innovación, a la vez que dificultan su imitabilidad. En resumen, son el fundamento de las ventajas comparativas regionales sostenibles.
José Luis Curbelo e Iñaki Peña pertenecen al Departamento de Emprendizaje de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad.
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