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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mejora con reparos

La caída del paro en el tercer trimestre alienta la tesis de una recuperación incipiente y muy débil

El análisis de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año indica con bastante claridad cuáles son las dificultades del mercado laboral en España en plena fase recesiva. Entre julio y septiembre, el número de parados ha caído en 70.800 personas, de forma que la tasa de paro baja por primera vez en los últimos tres años desde el 20,09% del segundo trimestre al 19,79% actual. El número de ocupados aumentó en 69.900. El mensaje más esperanzador de la EPA del tercer trimestre es que el empleo empieza a recuperarse y el paro empieza a descender, sobre todo si la población activa no aumenta.

Pero es un mensaje muy precario, prendido con alfileres. El aumento de la ocupación se ha concentrado en el sector servicios, mientras que la construcción, la industria y la agricultura siguen perdiendo empleo. Esta circunstancia perfila el descenso del paro en el trimestre como un efecto estacional. La última EPA abunda en claroscuros que dificultan la confirmación de mejoras permanentes en el mercado laboral. Es verdad que durante el tercer trimestre ha bajado el número de hogares que tienen todos sus miembros en paro; pero el paro de larga duración, es decir, el que afecta a trabajadores que llevan más de un año buscando empleo, ha aumentado nada menos que en 61.200 personas y en el último año ha crecido en 665.000.

En total, hay 1,8 millones de españoles que corren el riesgo de convertirse en parados permanentes. El paro de larga duración y la temporalidad, que también ha aumentado en el tercer trimestre (el número de contratos indefinidos descendió en 34.900), son hoy los problemas laborales más graves. Sin empleo no habrá recuperación de la demanda; y sin empleo estable no hay posibilidad cierta de ahorro y de consumo de bienes duraderos.

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Mientras la recuperación económica no se consolide y el mercado de trabajo no cree empleos de forma continuada hay que huir de toda complacencia. El hecho de que el desempleo haya caído en un trimestre es un buen síntoma; incluso se puede argumentar que las fases incipientes de recuperación se nutren de contratación temporal. Pero no hay que olvidar que la ganancia de empleos en el segundo y tercer trimestre no compensa la pérdida de ocupación en el primero del año. Antes de creer que nos encontramos en esa fase incipiente de recuperación del empleo es necesario confirmar las mejoras durante uno o dos trimestres más.

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