El obispo de Lleida se rinde en el litigio por el arte sacro
El obispado de Lleida ha tirado la toalla en el litigio que mantiene desde hace 15 años por el centenar de obras de arte sacro que la diócesis aragonesa de Barbastro-Monzón reclama como suyas. El titular de la diócesis catalana, Joan Piris, no ha podido resistir las presiones de los últimos meses y ha decidido apartarse del proceso civil entablado por la asociación Amics del Museu de Lleida para determinar la titularidad de las piezas.
El obispado de Lleida ha anunciado su retirada de la causa el mismo día que Piris se reunía en Madrid con el nuncio del Vaticano en España, Renzo Fratini, y su homólogo de Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, para intentar alcanzar un pacto eclesiástico que ponga fin al farragoso litigio entre los dos obispados por los bienes.En esa nueva política, el obispado de Lleida ha pedido "auxilio" al Juzgado de Instrucción número 4 de la ciudad para conseguir que este le autorice, aunque sea de "forma preventiva", a entregar las obras en litigio al obispado de Barbastro-Monzón.
Una juez determinó el pasado septiembre que la parte demandante, los Amics del Museu de Lleida, no había podido demostrar la posesión de las piezas a título de propietario. Con la demanda presentada por esta entidad se pretendía que en la jurisdicción civil se reconociera que las obras en disputa pertenecen a Lleida por usucapión (posesión pacífica y continuada durante un tiempo, sin que hayan sido reclamadas, que la legislación catalana fija en tres años).
Piris, que se hizo cargo de la diócesis de Lleida a finales de 2008, se ha mostrado partidario desde el principio de acatar las resoluciones del Vaticano, siempre favorables a los intereses del clero aragonés, que le obligan a devolver las obras al obispado de Barbastro-Monzón. El prelado leridano ha intentado sin éxito ejecutar las resoluciones eclesiásticas, es decir, la entrega de las piezas, requiriendo al consorcio institucional que gestiona el Museo de Lleida y al consejero de Cultura de la Generalitat, bajo cuya autoridad, guarda, custodia y exposición se hallan en la actualidad las obras en litigio.
Ahora las piezas forman parte de una colección catalogada y están sometidas a la Ley de Patrimonio de la Generalitat, que impide su segregación. El Departamento de Cultura, precisamente, salió ayer al paso ratificando su "voluntad de hallar una solución dialogada", pero recordando también que "cualquier acuerdo sobre estas obras deberá partir necesariamente del reconocimiento de la legitimidad y la unidad de la colección".
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