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Alemania acusa a EE UU de devaluar el dólar con su política monetaria

Los ministros del G-20 aceleran la cesión de poder a los emergentes en el FMI

Ni la "mayor reforma planteada nunca en la historia del Fondo Monetario Internacional", tal y como la bautizó ayer el director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, logró acallar el fragor de la guerra de divisas, asunto estelar de la reunión de ministros de Economía del G-20 en Gyeongju (Corea del Sur). El inesperado avance en la reforma del FMI no bastó para ocultar la tensión por las ventajas que algunos países sacan del bajo tipo de cambio de sus monedas. Si en el arranque de la reunión Estados Unidos trató de aumentar la presión sobre China, ayer fue EE UU la diana de las críticas de Alemania, que relacionó la política monetaria estadounidense con la baja cotización del dólar.

"Se manipula el tipo de cambio al crear dinero", dice el ministro alemán
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El secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, propuso el viernes un compromiso para poner límites a los desequilibrios externos, un objetivo que la delegación estadounidense tradujo luego en un tope del 4% del PIB para el saldo (sea déficit o superávit) por cuenta corriente. La iniciativa era otra manera de exigir a China que deje que sea el mercado el que fije el valor del yuan, o en su defecto, que acelere la apreciación de una moneda que EE UU considera artificialmente devaluada. Como es costumbre, los dirigentes chinos evitaron pronunciarse, aunque Geithner tendrá la oportunidad de retomar el tema hoy en una reunión concertada sobre la marcha con el viceprimer ministro chino, Wang Qishan. Pero la iniciativa estadounidense sí cosechó ya la oposición de otros países, y no logró hacerse hueco en el comunicado final de los ministros del G-20.

"Al crear dinero se manipula el tipo de cambio"

"Hay elementos que recuerdan a la economía planificada", censuró el ministro de Economía alemán, Rainer Bruederler, quien reveló que en la reunión "hubo críticas a la política monetaria de Estados Unidos, a la idea de inyectar demasiada liquidez". Bruederler tampoco ocultó que Alemania había estado al frente de ese rechazo. "En mi opinión la creación excesiva de dinero es una manipulación indirecta del tipo de cambio", añadió.

La cotización del dólar frente al euro y al yen ha caído de forma abrupta en los últimos meses, como resultado de la política monetaria de la Reserva Federal. Además de mantener los tipos de interés del dólar cerca del 0%, la Fed ha aumentado el dinero en circulación para comprar títulos de deuda. La idea es facilitar así el crédito y la inversión, pero, de paso, el exceso de dólares mantiene su tipo de cambio bajo y favorece las exportaciones de EE UU.

Ante las críticas, Geithner se salió por la tangente. "Vamos a seguir apostando por fortalecer la recuperación", dijo, sin precisar si avalaba las decisiones de la Reserva Federal. El secretario de Estado de EE UU insistió en que la Administración Obama apoya "un dólar fuerte", una afirmación que los hechos se empeñan en desarmar. El compromiso de los ministros de Economía del G-20 para "evitar la devaluación competitiva de las divisas" dieron pie al ministro de Finanzas de Corea del Sur, Jeung Hyun-Yoon, a dar "por terminada la controversia sobre las divisas". Una conclusión a todas luces precipitada.

La cumbre preparatoria del G-20 sí se anotó un éxito inesperado al dar un empujón a la reforma institucional del Fondo Monetario Internacional. Los países europeos desbloquearon la cesión de poder a los países emergentes, que tendrán otro 6% de derechos de voto, para alcanzar una representación del 43% en la asamblea del Fondo. El traspaso de votos, que colocará a China como el tercer país más influyente tras Estados Unidos y Japón, se hará a costa de los países europeos, que también cederán dos de sus nueve puestos en el comité directivo.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, tras la reunión de ministros del G-20 en Gyeongju (Corea del Sur).
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, tras la reunión de ministros del G-20 en Gyeongju (Corea del Sur).AP

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