"La casa fue una dádiva y lo probaremos"
Representa a los vecinos de Paraños que se han personado en el caso tras oponerse a la venta de la casa rectoral por parte del Obispado de Tui al principal imputado en la trama, Carlos Gómez-Gil. Ana Pérez, abogada de la asociación, está convencida de que el inmueble fue una "dádiva" del párroco Juan Sobrino, también imputado, al restaurador de la Xunta a cambio de los supuestos servicios prestados por el funcionario a la Diócesis (con dinero de la Xunta).
Pregunta. ¿Para qué se personan?
Respuesta. Pretendemos que el actual dueño de la casa y los imputados de la iglesia, el ex obispo José Diéguez Reboredo y los dos párrocos, diriman sus responsabilidades penales. Y un resarcimiento de los daños materiales y morales por los perjuicios causados a los vecinos una vez que se acredite el delito de cohecho. El daño es irreparable, la pérdida de confianza de los feligreses en los que eran sus referentes como representantes de la Iglesia.
P. ¿Podrán revertir la venta?
R. Probablemente haya otro pleito en el que busquemos revertir la casa al pueblo, si se consigue la nulidad de esa compraventa, quizá podría consensuarse un pacto para facilitar el uso vecinal que siempre tuvo.
P. La Iglesia cree que los vecinos no tienen derecho sobre la casa aunque aportaran dinero.
R. El fiscal nos ha dado la razón, nuestra calificación como perjudicados es clara. Esta fase de instrucción es para poner todo sobre la mesa y luego el juez dictará un auto y decidirá si se archiva o sigue adelante. En el juicio probaremos que la casa fue una dádiva como contraprestación a los servicios prestados a la diócesis. Los vecinos mantuvieron esta casa durante casi dos siglos.
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