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Comienza la cuenta atrás para el rescate de los mineros atrapados en Chile

El Gobierno anuncia que la operación se pondrá en marcha a partir de mañana

Francisco Peregil

Antes de que la mina San José (Chile) se derrumbara, hace más de dos meses, la mayoría de los 33 mineros enterrados allí apenas cobraba el equivalente a 900 euros al mes. Ahora, varios canales de televisión les ofrecen a algunos hasta 4.500 euros por sus declaraciones en exclusiva. Hace apenas tres semanas, había casi 33 tiendas de campaña al pie de la mina donde les aguardaban sus familias. Ahora, en cuanto un familiar saca una guitarra alrededor de una hoguera o un niño empieza a jugar con un payaso, aparecen 10 cámaras alrededor.

El Gobierno de Chile anunció ayer que lo tenía todo listo para iniciar el rescate a partir de la medianoche del miércoles, cinco de la madrugada en España. Se había previsto entubar los 100 primeros metros del túnel. Pero el tubo número 10 quedó trabado y al final el recubrimiento de las paredes se detuvo en los 55 metros. A pesar de eso, las condiciones de seguridad parecían perfectas. Se hizo una prueba con la cápsula Félix 1, la más voluminosa de las tres disponibles para el ascenso, y el resultado fue satisfactorio.

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Casi todo está listo. Pero el Gobierno teme ahora la invasión de los medios en la vida de los mineros, sobre todo en las primeras horas tras su salida. El ministro de Minería, Laurence Golborne, mostraba su preocupación a periodistas de la Televisión Nacional de Chile por el hecho de que en los primeros momentos de la salida se filmase sus rostros de una forma demasiado invasiva, según indicaron fuentes de la cadena.

El interés mediático es tan abrumador que los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto pasado solicitaron que alguien les preparase para la avalancha periodística que se les viene encima. Y Alejandro Pino, de 67 años, gerente regional de la Asociación Chilena de Seguridad, la mayor mutua chilena de seguros, les impartió clases de una hora por videoconferencia a lo largo de una semana. "Me preguntaron", aseguró Pino, "qué podían hacer con las ofertas monetarias que estaban recibiendo. Y yo les dije que buscaran asesoramiento".

Los mineros decidieron solicitar la presencia de un notario en la sala de videoconferencias. Pretendían crear una asociación para gestionar sus apariciones públicas el resto de sus vidas. "Habían pactado entre ellos que cada uno podría hablar de sí mismo, pero no de los demás", indicaron fuentes próximas al rescate. "Ellos saben que tienen un capital en términos económicos que pueden aprovechar", añadió Alejandro Pino.

A pesar de que la tentación de la fama, los viajes y el dinero es cada vez más intensa, no todos ellos parecen tentados. "Les pregunté por sus planes de futuro", comenta Alejandro Pino, "y algunos me dijeron que ellos pretenden seguir trabajando en las minas. Decían que es la profesión que conocen, la que han vivido desde pequeños en sus familias, y no pretenden cambiarla por nada".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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