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Temor en el PSOE ante las próximas elecciones

El Gobierno desautoriza al presidente castellanomanchego

Luis R. Aizpeolea

El Consejo de Ministros no abordó ayer las declaraciones del presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda, en las que se mostró reacio a la presencia del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en la campaña electoral de 2011 en su región, reclamó la limitación de mandatos y advirtió del riesgo del fracaso electoral si el Ejecutivo no tomaba medidas contundentes.

Pero sí causaron un enorme malestar, que se expresó en los corrillos previos a la reunión. Las críticas a la "deslealtad" de Barreda y a su "torpeza política", de la que se aprovechará el PP, en un momento en que el PSOE se encuentra muy vulnerable, debido a la crisis y a sus consecuencias políticas, fueron la nota común. Nadie dudó de que la causa de las declaraciones era el interés de Barreda por echar balones fuera ante la difícil batalla electoral que se le plantea en esa comunidad.

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Algunos ministros recordaron la ausencia de correspondencia leal de Barreda, con sus declaraciones del jueves, cuando en 2005, con motivo del incendio de Guadalajara, que costó la vida a 11 personas, y que a él le dejó contra las cuerdas, contó con el apoyo directo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la visita a la zona de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.

La vicepresidenta se hizo eco ayer del malestar del Gobierno contra Barreda en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que las declaraciones del presidente castellanomanchego monopolizaron la atención. Fernández de la Vega respondió con una contundencia inusitada para tratar de cortar, además, un debate muy incómodo para el PSOE como el de la candidatura para las elecciones de 2012.

"No comparto en absoluto las opiniones de Barreda", respondió, de modo tajante, la vicepresidenta, en nombre de todo el Gobierno, cuando se le preguntó qué le parecían esas opiniones. Fernández de la Vega insistió, también, en que hablaba en nombre de todo el Gobierno cuando dijo que "el presente y el futuro del PSOE pasan por Zapatero" y que "es el mejor activo que tiene este partido y este Gobierno", con la pretensión de cortar por lo sano el debate sobre la sucesión del jefe del Ejecutivo, suscitado por las declaraciones del presidente de Castilla-La Mancha.

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