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Navantia entrega al Rey un buque de guerra con su nombre para "labores humanitarias"

Treinta y cinco años ha tenido que esperar el Rey para embarcarse en un buque de guerra con su nombre. Lo hizo ayer en Ferrol, a bordo del Buque de Proyección Estratégica (BPE) Juan Carlos I. El nuevo gigante de la Armada es un buque "único", diseñado y construido por Navantia en los astilleros de la ría con tecnología española.

Bajo una intensa niebla, el monarca presidió ayer en el Arsenal Militar de Ferrol la firma del acta de entrega del buque al Ministerio de Defensa. "No recibimos un buque, sino cuatro", destacó la ministra, Carme Chacón, que enfatizó que el Juan Carlos I ha sido concebido para "labores de ayuda humanitaria". "Sólo podría llevar el nombre de quien mejor encarna los valores de libertad, respeto y concordia de la España democrática", finalizó la ministra, aludiendo al Rey como "primer marinero de España".

La tradición de bautizar los buques con nombres regios se remonta a 1700 y comenzó con los Borbones. El penúltimo fue el acorazado Alfonso XIII, botado en Ferrol en 1913. Casi un siglo después, en la misma ciudad, su nieto Juan Carlos I, ataviado con el uniforme de capitán general de la Armada, se encaramó a la cubierta del barco más grande y moderno de la flota y probó el ascensor para tanques y aeronaves de un megabuque de acero gris, llamado a ser el barco insignia de la flota.

Tan largo con dos campos de fútbol (230 metros de eslora) y tan alto como la Torre de Hércules, el BPE tendrá su base en Rota (Cádiz). Puede dar la vuelta al mundo sin timón, con una sola escala y envolverse en una nube de agua salada para protegerse de guerras químicas y bacteriológicas. Preparado para la telemedicina, dispone de hospital, quirófano, farmacia y gimnasio a bordo para sus 254 tripulantes. En sus hangares, puede refugiar a un millar de personas, potabilizar agua para 5.000 y abastecer de electricidad a 10.000 hogares. El BPE empezó a construirse en 2005, a medias entre los astilleros de Ferrol y Fene, y su fabricación consumió más de 360 millones de euros.

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