Dirigentes del PSC piden a Montilla una campaña más agresiva

Los nervios afloran en el Partit dels Socialistes a medida que se acercan las elecciones y los sondeos negativos se acumulan en la mesa de sus dirigentes. La cúpula de los socialistas catalanes se reunió ayer para analizar sus perspectivas, un encuentro en el que una parte de la dirección pidió al líder, José Montilla, que haga una campaña electoral más agresiva para intentar desperezar a un electorado socialista profundamente desmovilizado.

Montilla ha marcado hasta ahora una agenda extremadamente rígida que ha impedido al partido hacer campaña sin complejos. El PSC se ha mantenido en su discurso más institucional mientras que la oposición, especialmente Convergència i Unió, recorría Cataluña para movilizar a los suyos. Los nacionalistas aprobaron sus listas hace semanas y su programa está prácticamente listo. Los socialistas, por voluntad de Montilla, aprobarán las listas el sábado y poco ha trascendido de sus propuestas. El presidente de la Generalitat lo ha fiado todo a vender la acción de su Gobierno y algunos lo juzgan insuficiente.

La ejecutiva de ayer reflejó la preocupación por unas encuestas que, como la publicada por EL PAÍS el pasado domingo, sitúan CiU 30 escaños por delante del PSC. Aunque no fue una reunión con muchas intervenciones, fuentes de la ejecutiva aseguraron que hubo cierto clamor para que Montilla tome la iniciativa. No hubo críticas frontales ni reproches, pero varios dirigentes se preguntaron qué hay que hacer para movilizar a un electorado que, mayoritariamente, no ha decidido si piensa ir a votar y, ni mucho menos, si piensa apoyar de nuevo al PSC.

Entre los dirigentes que hablaron figura la consejera de Justicia, Montserrat Tura, y el secretario de Formación, Josep M. Sala, además de dirigentes del núcleo duro, como Miquel Iceta y José Zaragoza. Algunas de estas voces, además de insinuar que falta vigor para defender el programa, están preocupados por las consecuencias de la huelga de mañana, que ha dejado al PSC entre la espada y la pared al tener que defender la gestión del Gobierno central en mal momento. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, intervino para defender la necesidad de las reformas impulsadas.

En la conferencia de prensa posterior, Iceta admitió que el PSC está "preocupado" por las encuestas y por la desmovilización de su electorado. Montilla optó, según fuentes de la ejecutiva, por defender su actuación y reiterar que su campaña tendrá tres ejes: defensa de la obra de Gobierno, del Estatuto y del mantenimiento del Estado de bienestar.Convergència (CDC) analizó ayer la encuesta de EL PAÍS, que le otorga 61 diputados tras las elecciones, con prudencia. El secretario general adjunto de CDC, Felip Puig, consideró que CiU debe lograr un resultado mejor: "Aspiramos a gobernar el país sin hipotecas", proclamó, un deseo que tradujo en más de 63 escaños. Sin embargo, la mayoría absoluta -68 escaños-, la ve todavía lejos: "Es muy difícil. Somos conscientes de que hay pocas posibilidades de alcanzarla desde la oposición". Puig, que prometió constancia para mantener movilizado a un electorado que lleva meses activo, dejó la puerta abierta a pactar con cualquier partido. Pese a ello, desdeñó un pacto con el PSC, el que más seduce a los votantes de CiU, según el citado sondeo.

El sondeo augura una caída para todos los miembros del tripartito. Esquerra pasaría de 21 diputados a 12, e ICV perdería tres escaños para quedarse en nueve. El secretario general de ERC, Joan Ridao, quitó importancia al batacazo: "Históricamente, el electorado de ERC se moviliza a última hora", destacó. Laia Ortiz, portavoz ecosocialista, opinó que su partido debe trabajar para "buscar indecisos". En el PP, la presidenta, Alicia Sánchez-Camacho, aseguró que, con los 17 diputados que le augura el sondeo -tres más que ahora-, la formación será "clave" para gobernar en Cataluña.