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Reportaje:RUTAS URBANAS

En la onda de Russafa

Cafés-librería, tapas evolucionadas y 'brit pop' en el barrio de moda de Valencia

Verónica, universitaria con zapatillas a la última, va en bici. Vive en Russafa, ha quedado en Russafa y saldrá en Russafa, quién sabe si hasta las tantas. En la nueva zona emergente de Valencia hay cafés-librería, restaurantes sofisticados, exposiciones, ciclos de cine, jam sessions y atmósferas retro. "Me encanta la mezcla popular, el rollo multirracial y lo cultureta", desgrana Verónica. A cinco minutos del centro, este barrio recoge el testigo de la modernidad que en la década de 1990 convirtió a El Carmen en territorio de moda. La bohemia local cambia de ubicación.

Novela negra en barra

El sol mediterráneo ilumina las fachadas. De repente, ambiente tenue: El Desván del Café (Puerto Rico, 4) invita al recogimiento. El local es como de juguete, pero peculiar: las paredes parecen tener miedo al vacío y cuelga de ellas una bici y una silla. Absurdo y vintage. Café y tarta para empezar el día y de nuevo a la luz. El mercado pone la nota de barrio barrio. Se pueden comprar flores o fruta y ser testigo del barullo entre calabazas y cuchillos que cortan nervios.

De allí, a Gotham (Ruzafa, 56), una tienda de cómics que lleva 17 años abierta y ha asistido al renacer del barrio. Hay historietas modernas de Watchmen y tebeos de los que leían los niños en los sesenta. Junto al local, una tienda de trajes de valenciana con brocados y peinetas. El marchamo literario continúa en dos librerías de viejo atestadas de volúmenes hasta el techo: Querubín (Cádiz, 17) y Russafa (Sevilla, 19). Novelas y ensayos con un precio medio de cuatro euros. Uno se pone a escudriñar los estantes y se le puede ir el santo al cielo.

Los libros también crecen en los bares. En el último año se han abierto tres cafés-librerías: Slaughterhouse (Denia, 22), con las últimas novedades del mercado; Ubik (Literat Azorín, 13), con títulos de segunda mano, y Cosecha Roja (Sevilla, 20), con novelas de género negro. En el primero, Ramón Cabrera, uno de sus socios, explica sus teorías mientras suena brit pop: "Russafa tuvo su época negra de puticlubs y tráfico de droga en los ochenta. Cuando los jóvenes nos empezamos a cansar de El Carmen y su turisteo, nos vinimos aquí. Ahora es ésta la zona molona".

'Art toys' vespertinos

A uno le da la sensación de que esto es un pueblo. De hecho, lo fue. En 1877, la ciudad en expansión con sus ensanches se almorzó la localidad que crecía a su aire. Bloques amplios, grandes balcones, rejas historiadas, decoración art déco. Aparte de dos Mercadonas, Russafa se mantiene alejado de las franquicias. Resulta auténtico. Uno puede probar croquetas, esgárrate (mezcla de pimiento asado y bacalao en salazón con aceite de oliva) y vinos en la bodega El Mercat (Mossén Femenía, 2. 963 33 30 67), un bar con solera, y luego correr a La Galette (Doctor Serrano, 17. 963 413 927), con su cocina celta de la Bretaña francesa, especializada en (obvio) galettes, parecidos a los crepes y con 29 tipos de relleno. En el número 17 de la misma calle se encuentra Ghaada (963 292 939), donde se sirven arroces, cazuelas y carnes con un punto creativo. En Sorsi e Morsi (Doctor Serrano, 11. 96 322 55 43) se come pasta mientras unos tubos gordos de diseño cuelgan del techo. Especialidades: los piadines (una especie de crepe) y los capelli nostri (un tipo de pasta muy grande con frutos secos, jamón y nata). Entrevins (Reina Doña María, 3. 963 33 35 23) ofrece una carta extensa de vinos y menús a base de pescado y marisco. Y a unos pasos se encuentran los dulces de los colmados árabes, los locales de ropa china y los locutorios africanos.

Para la digestión, arte en vena. Color Elefante (Sevilla, 26. 686 79 50 77) es el estudio del pintor y escultor Carles Albert Casanova, pero también es un centro cultural: se puede asistir a presentaciones de libros, ciclos de cine y conciertos de jazz y músicas étnicas. Su página web (www.colorelefante.com) no actualiza la agenda, así que la única manera de conocer los eventos es pasándose por el estudio. La misma filosofía tiene el Sporting Club de Russafa (Sevilla, 5. 963 25 15 98), que no es una asociación de futboleros, sino un espacio para las artes en su sentido multidisciplinar. "Lo bueno del barrio es que tiene locales alternativos", argumenta Albert Casanova. "Aquí viven arquitectos y diseñadores y entre todos le damos ese ambiente cultural".

Por eso, quizás muchos llaman a Russafa el SoHo valenciano. Ese espíritu cosmopolita se siente en Caroline Curiosity Shop (Cádiz, 25. 667 66 51 22. www.caroline.com.es), con piezas decorativas pop, art toys y ropa atrevida. La sofisticación es esto: FG (Salvador Abril esquina con Matías Perello), una charcutería que se llama así misma tienda gastronómica, que tiene una estética blanca y limpia y que, además de chorizos, despacha botes de escamas de sal aromática y bonitas latas con risottos.

'Jam sessions'

El café del crepúsculo pega en Café Pessoa (Literat Azorín, 2. 963 41 75 14), de atmósfera roja, luz baja y aire elegante. Y ahora, la cena: bocatas y ensaladas en El Rus (Sueca, 35. 963 41 15 48) y La Virada (Cádiz, 41), atún a la japonesa y solomillos varios en Lamaldo (Literat Azorín, 17. 963 41 79 15), ensalada de quesos en Gondwana (Cura Femenía, 6. 963 35 36 00) o tapas con una vuelta de tuerca y vinos en La Lluerna (Sueca, 47. 963 81 00 33). Luego vienen los cócteles en el colorista Café Dublín (Sueca, 51. No espere un pub irlandés, sino algo más kitsch-moderno) y en el rojo y negro Sandanski (Sueca, 42. 963 42 16 25), con sus 35 tipos de ginebra.

"La noche no es sólo para beber cubatas y ya está. La gente viene a Russafa en busca de algo diferente, de buena música en directo", comenta una de las encargadas del mítico Café Mercedes (Sueca, 27. 963 41 83 78), que se mantiene fiel a las jam sessions, al igual que Chaston (Sueca, 63). Los ritmos sobre un escenario siguen en el diminuto y atestado Café Teatro Tocado (Cádiz, 44), como salido del París de Toulouse-Lautrec. Con la música ya metida en el alma, los cuerpos se mueven en Le Club (Cuba, 8), una sala de conciertos y discoteca electrónica, y en Excuse Me? (Tomassos, 12), con dos ambientes, uno de ellos con rock indie de ayer y hoy. El moderneo valenciano se desgañita junto a los dj's. Ambas salas cierran a las 7.00. Suerte que no falla El horno de los borrachos (Sueca, 3. 963 32 45 29), llamado así oficialmente, para qué complicarse. Abierto las 24 horas todos los días del año, alimenta esos cuerpos convertidos en sombras de sí mismos.

Más propuestas e información en la Guía de Valencia

Librería Slaughterhouse en el barrio de Russafa, en Valencia.
Librería Slaughterhouse en el barrio de Russafa, en Valencia.MÓNICA TORRES

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