Una política de campanario
El espíritu cosmopolita y la ambición que han hecho de Benidorm la capital turística de España se compadece mal con la cortedad de miras con que un puñado de familias controla la política de la capital de la comarca de la Marina Baixa en Alicante desde hace lustros. La potencia de la marca Benidorm es tal que la mayoría de quienes la han gobernado o han aspirado hacerlo no alcanzan a ver más allá de los límites de su término municipal. Este ombliguismo explica, en buena parte, por qué los socialistas han apostado por colocar a un tránsfuga al frente de la candidatura para las próximas elecciones municipales con manifiesto desprecio del Pacto Antitransfuguismo y olvido de sus compromisos de cumplirlo y hacerlo cumplir.
La decisión del PSPV legitima el golpe de mano de Zaplana y las mociones de censura del PP
El PSOE de Benidorm aún no ha superado el trauma que le supuso la pérdida de la alcaldía a manos de Eduardo Zaplana en noviembre de 1991, gracias al voto de Maruja Sánchez, una tránsfuga socialista, y que supuso el principio del fin de la hegemonía del PSPV-PSOE en la Comunidad Valenciana. La moción de censura que, justo ahora hace un año, les devolvió la alcaldía de la mano de un tránsfuga del PP se quiso presentar como una suerte de ley del Talión: el que a tránsfuga hiere, a tránsfuga muere, sin caer en la cuenta de las consecuencias que acarreaba semejante política de campanario, máxime cuando por el medio se encontraba la madre de la secretaria de Organización federal del PSOE, Leire Pajín.
El despropósito de entonces -censurado por el propio José Luis Rodríguez Zapatero, que se comprometió públicamente a aplicar "estrictamente" el Pacto Antitransfuguismo, el secretario general del PSPV, Jorge Alarte, e incluso la propia Pajín- se acrecienta con el acuerdo de la ejecutiva socialista de Benidorm de proponer como número uno de su candidatura al alcalde tránsfuga. Semejante decisión legitima retroactivamente el golpe de mano que dio Zaplana para alcanzar la alcaldía y justifica todas las mociones de censura realizadas por el PP para alcanzar el poder municipal con los votos de tránsfugas.
Si las diferentes instancias superiores del Partido Socialista dan, como es previsible, el visto bueno a la lista surgida de Benidorm estarán contribuyendo a la degradación de la democracia y dando la razón a personas como el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, imputado en el caso Brugal, que ayer desafió a que tire la primera piedra "quien esté libre de pecado". Los socialistas, en particular los valencianos, no están para permitirse el lujo de ir perdiendo credibilidad. Resulta difícil compaginar el discurso contra la corrupción y la renuncia a valores democráticos.
Dicho lo cual, resulta indecente que el PP dé lecciones sobre transfuguismo. Su hipocresía y su doble vara de medir son legendarias.
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