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La xenofobia en Europa

El Consejo Europeo toma las riendas de la política exterior de la Unión

Andreu Missé

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Aunque el Consejo Europeo de ayer estuvo eclipsado por la bronca entre Barroso y Sarkozy por las deportaciones de gitanos en Francia, los líderes adoptaron un trascendental acuerdo sobre política exterior. Los jefes de Estado y de Gobierno decidieron que a partir de ahora serán ellos quienes definan y tracen las líneas fundamentales y las posiciones concretas de las relaciones exteriores de la UE con los demás países en lugar de los ministros de Exteriores o de la Alta Representante. La política exterior pasa al máximo nivel bajo la coordinación del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

El propio Van Rompuy se refirió ayer al clima de "frustración" que encontró en la Unión tras la cumbre sobre el clima de Copenhague en la que Europa "se había sentido relegada". Para reacomodar a la UE en las relaciones internacionales, se han adoptado medidas concretas. A partir de ahora, antes de cada cumbre con un país tercero, los jefes de Estado debatirán los objetivos y los intereses de la Unión en asuntos tan dispares como "cambio climático, energía, comercio, desarrollo, justicia interior, inmigración y visados".

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Se trata de integrar y "buscar sinergias" entre las políticas exteriores bilaterales de los Estados miembros con la desarrollada por la UE. El objetivo es que "lo que se haga a nivel de la UE complemente y refuerce lo que se ha hecho a nivel de los Estados miembros y viceversa". Por primera vez, como dijo Sarkozy, se establece una relación de "reciprocidad" en las relaciones con terceros países.

El primer ejemplo de esta nueva etapa se verá en la cumbre con China en las próximas semanas. El Consejo Europeo subraya que "la UE debe buscar activamente sus intereses estratégicos, incluyendo la promoción del comercio bilateral, el acceso al mercado de bienes y servicios, las condiciones de inversión, la protección de los derechos de la propiedad intelectual y la apertura de los mercados de bienes y contratos públicos, el refuerzo de la disciplina de los subsidios a las exportaciones y diálogo sobre las políticas del tipo de cambio".

Los jefes de Estado escucharon, por otra parte, el informe de Van Rompuy sobre los trabajos relativos a la gobernanza económica de la UE. Se refirió especialmente a la necesidad de seguir la discusión sobre la aplicación de nuevas y severas sanciones para los infractores del Pacto de Estabilidad. Se analizaron tanto las sanciones financieras (pérdida de fondos europeos) como no financieras (pérdida del derecho a voto). Por último, admitió que habrá que seguir discutiendo sobre las sanciones que impliquen la modificación del Tratado de Lisboa.

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El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, reiteró su apoyo al establecimiento de nuevas sanciones "eficaces, automáticas y directas", para los países que incumplan el límite del déficit público.

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