"Es díficil dar giros de 180°"

Javier Fuentes León se desenvuelve igual para inventar historias con imágenes que con gestos o palabras. Contracorriente, primera película del director peruano, de 42 años, le ha valido largas ovaciones en San Sebastián (2009) y el Premio del Público en Sundance (2010). Apostado en un salón de la Casa de América de Madrid, donde la luz se filtra opaca, el director revive la proyección de su ópera prima en Cabo Blanco, un pueblo del Pacífico peruano donde transcurre: "Tuvimos que armar una pantalla grande de espaldas al mar, porque no hay salas de cine. Proyectamos una película de dibujos para los niños y después nuestra película para los pescadores. Hubo algunas risas nerviosas en las escenas de sexo entre los dos hombres, pero en general la reacción fue muy buena".

¿Qué ha querido contar? "Esta película es una reflexión sobre el valor de elegir con autonomía; de ser uno mismo aún cuando la sociedad te pide que actúes de otra forma. Me interesaba también mostrar lo difícil que es dar un giro de 180° en la vida". El entorno rural de Cabo Blanco añadió herramientas al desarrollo del guión: "Es un mundo fantástico, donde te crees mucho más el yugo de la religión o la posibilidad de que existan esas tradiciones en torno a la muerte que son fundamentales para la historia". Y fue en el diálogo con el público donde halló las claves. "Un tipo de Chicago me dijo 'Lo que más me gusta es que tu personaje principal demuestra ser más hombre que nunca cuando confiesa que tuvo ese romance con otro hombre'. La pregunta que me formulo entonces es: ¿Dónde está la hombría? ¿Solo en la orientación sexual? ¿O quizás en la capacidad para expresar sentimientos?".