Sorpresa en Mugardos por la ampliación de la planta de gas

Industria asegura que aún no ha aprobado el proyecto

El anuncio del conselleiro de Industria, Javier Guerra, de que Reganosa proyecta un tercer tanque en la planta de gas de Mugardos cogió por sorpresa a su alcalde y disgustó a centenares de opositores a la terminal. "Me coge desprevenido", confesó ayer el regidor, Xosé Fernández Barcia (BNG), que aseguró que en el ayuntamiento coruñés "no tienen noticia" de un nuevo tanque, una infraestructura "no planificada".

Barcia cree que el conselleiro "metió la gamba" al comprometer un tercer depósito de gas natural licuado en la orilla sur de la ría de Ferrol. "Está previsto el aumento de la producción pero no el almacenaje", insistió.

El Gobierno local está más pendiente del resultado de una reclamación interpuesta en Hacienda contra Reganosa para exigir que la compañía tribute en Mugados por el Impuesto de Actividades Económicas. El alcalde afirma que desde el inicio de su actividad, en mayo del 2007, Reganosa no ha abonado ni un euro al municipio porque "se dio de alta a nivel estatal". Tanto el domicilio fiscal como la sede social de la compañía están en Mugardos, según un portavoz de la compañía gasista, que rehusó pronunciarse sobre la construcción del tercer tanque.

Desde la Conselleria de Industria se limitaron ayer a señalar que lo dicho por el martes por el conselleiro ante el parlamento gallego "está recogido" en el Plan Estatal para los sectores del gas y la electricidad entre 2010 y 2020. Señalan que la construcción de un tercer tanque de 150.000 litros fue una propuesta de la Xunta y Reganosa al gobierno central, que el Ministerio de Industria incorporó a su programación para la próxima década. Este plan aún no ha sido aprobado y está sujeto a revisión, según indicaron fuentes ministeriales.

"Es una huida hacia delante en una empresa inviable", opinan en el Comité Cidadán, colectivo que agrupa a los opositores a la planta. "La Xunta va al rescate de unos socios en estampida. Es un negocio peligroso que nos va a salir muy caro", señala Humberto Fidalgo, de la asociación ecologista Adega.

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