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EE UU presiona a Israel para que congele la expansión de las colonias

Netanyahu y Abbas reiteran su compromiso de lograr un acuerdo en un año

Enric González

"Seguimos esforzándonos por progresar y creemos que, en general, nos movemos en la dirección correcta". Este fue el escueto resumen que George Mitchell, el representante de Barack Obama en Oriente Próximo, hizo de las conversaciones mantenidas ayer por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Portavoces de ambas partes indicaron, sin embargo, que la cuestión de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados seguía obstaculizando las negociaciones. El propio Mitchell insistió en la conveniencia de que Israel dejara de construir en Cisjordania.

Netanyahu y Abbas se desplazaron a la localidad turística egipcia de Sharm el Sheij para hablar durante un par de horas cara a cara, bajo la tutela de la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak. El ambiente no fue malo e incluso se acordó prolongar la reunión más allá del almuerzo, con el que estaba previsto cerrar la jornada. La sesión de sobremesa incluyó a Clinton, Abbas y Netanyahu. El jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, indicó que esa prórroga no era consecuencia de una crisis en el diálogo, sino más bien de lo contrario.

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Los palestinos querían empezar hablando de fronteras. Los israelíes, de seguridad. Según el mediador George Mitchell, ambos temas se abordaron de forma más o menos simultánea. Fue una manera de abordar cuestiones de fondo y de soslayar, por el momento, el problema de la colonización de Cisjordania por parte de Israel. Tras la cumbre celebrada en Washington el pasado día 2, como ceremonia inaugural de un nuevo intento por alcanzar la paz, ayer se dejaron de lado las ceremonias y las cuestiones genéricas y se intentó entrar en materia. Ambas partes, dijo Mitchell, reiteraron su objetivo de alcanzar en el plazo de un año un acuerdo basado en la coexistencia pacífica de dos Estados soberanos.

Fuentes palestinas señalaron que la delegación israelí reiteró que resultaba políticamente imposible prolongar la moratoria que el propio Netanyahu impuso diez meses atrás sobre la construcción en Cisjordania (sin incluir Jerusalén oriental), y que al fin de la misma, el próximo día 26, se permitirían nuevas obras pero solo en los grandes asentamientos, los que Israel prevé que quedarán dentro de sus fronteras tras un hipotético acuerdo de paz. El presidente Abbas y su jefe negociador, Erekat, han repetido en numerosas ocasiones que la reanudación de la construcción supondría el final de las negociaciones, porque supondría profundizar en la ocupación justamente cuando se habla de acabar con ella.

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Israel sugirió posibles compensaciones para que la parte palestina aceptara la fórmula de la "construcción limitada" en los territorios ocupados: la liberación de una cierta cantidad de presos, la ampliación de las zonas nominalmente bajo control de la Autoridad Palestina o la construcción de nuevas carreteras para uso palestino en Cisjordania. Mitchell indicó que el presidente Obama era partidario de que la moratoria se prolongara, "al menos mientras las conversaciones siguieran siendo positivas", pero se mostró conciliador. "Sabemos que ese tema es políticamente muy sensible en Israel, y hemos pedido al presidente Abbas que tome medidas para animar y facilitar el proceso".

El interés de Estados Unidos se centraba en evitar que las conversaciones encallaran prematuramente por la cuestión de los asentamientos y el de las dos partes en conflicto, israelíes y palestinos, en no aparecer como culpables de una ruptura, por lo que se decidió no forzar las cosas y abordar de nuevo el asunto en la reunión prevista para hoy en Jerusalén. Por primera vez, Netanyahu y Abbas se encontrarán en la ciudad que tanto israelíes como palestinos consideran su capital.

Varios obreros palestinos trabajan en la construcción en la colonia de Har Homa, en abril pasado.
Varios obreros palestinos trabajan en la construcción en la colonia de Har Homa, en abril pasado.AFP

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