Grandes transformaciones
Los estrategas siempre tratan de desentrañar las tendencias y sobre ellas adoptar sus tácticas y sus posicionamientos correctos. De esta forma, están en condiciones de secuenciar sus pautas. En la actualidad, efectuando un análisis de las megatendencias más robustas tendríamos tres grandes vectores: la necesidad de contemplar una visión universal, el logro de establecer estándares comparativos, y, finalmente, la capacidad de efectuar estudios del microcosmos.
Estos rasgos tendenciales están unidos a las macrotransformaciones de la sociedad. Su estudio constante detecta aspectos claves que son de obligada reflexión. En primer término, hay que hacer referencia a la movilidad, esto es, a los desplazamientos de las personas, de los objetos, de las imágenes, de la información e incluso, de los desperdicios y los efectos medioambientales.
Cada vez es más necesario internacionalizar derechos, libertad, Estado de bienestar y controles estatales
La segunda clave se refiere al nuevo concepto del espacio y del tiempo. Se trata de constatar que llegamos a identificar nuestros posicionamientos bajo códigos innovadores, tales como la contraposición de las fases de entrada/salida, o sobre los dilemas de las tensiones y de los conflictos, por citar dos ejemplos. En suma, se construyen nuevas postmodernidades materiales en sus distintos niveles, intensidades, variables y relaciones.
Las referencias a las nuevas perspectivas constituyen la tercera clave. En este sentido, resulta corriente hablar de oportunidades y de logros, pero, al final, se acaba enfatizando los riesgos. Se aprecia en ambos casos distintas nociones de probabilidades. La idea de la oportunidad expresa una fe en la modernidad, mientras que la percepción del riesgo muestra una posición más crítica en el análisis cotidiano. De ahí, la inclinación a hablar de los momentos, de los instantes, de los pensamientos escasamente totalizadores y, en ocasiones, de ideas contradictorias para así poder escapar de la comprobación empírica de los supuestos.
La cuarta macrotendencia es la referida a la teoría de la elección racional. Esto es, se buscan preferencias universales. Sin embargo, los teóricos de la elección racional han ido abandonando esa pretensión de poder encontrar teorías generales y leyes universales de la racionalidad, y, en la actualidad, comienzan a priorizar las especificaciones concretas de la realidad al igual que tratan de imponer determinadas constricciones en lo tocante a las acciones, O sea, se establecen mecanismos causales de "generalidad limitada" que llegan a operar dentro de contextos específicos.
Finalmente, la quinta macrotendencia es la relativa a la coronación de las nuevas aspiraciones sociales y al nuevo marco de los derechos. Estamos inmersos en una era de mayor movilidad y de superior fluidez de la información que exigen nuevos criterios de control de los aspectos normativos. Los Estados no pueden quedar aislados y las posibilidades de intercambios son, por tanto, superiores. Con ello, los propios desarrollos de las tecnologías impulsarán un desplazamiento de la decisión desde el ámbito político al económico, potenciando, en consecuencia, a los proveedores y a los usuarios universales.
Esta nueva concepción conlleva, inevitablemente, a la pluralización de núcleos de poder tanto infra como supraestatales, y, al mismo tiempo, a una diferenciación de lo político y de lo económico, aquello que Pierre Veltz definía como "el conjunto de islotes económicos". La situación actual revela dos cuestiones. La primera, los núcleos del poder económico reclaman y desean asumir más control político, y, por ello, exigen ejecutar funciones básicas de gobierno. La segunda expresa el hecho que el poder político pone en marcha nuevos mecanismos de regulación, de vigilancia, de control y de intervención para evitar el aumento de las desigualdades e incrementar los niveles de las oportunidades procurando paliar los vacíos de poder.
Estas nuevas megatransformaciones pudieran dar lugar a situaciones difíciles y no deseables tales como los aumentos de la distancia social, de la disminución de la visibilidad de los problemas, o incluso de una disminución de la conciencia social. Por ello, resulta lógico (y obligado) reforzar los conceptos de la proximidad y del contacto social, a través de mecanismos de identificación social y de internacionalización de derechos, tales como la libertad, la legitimación del Estado de bienestar y los propios controles del Estado.
Se busca, en consecuencia, que los ciudadanos no se distancien de los problemas y, sobre todo, de aquellas políticas que no respondan a sus demandas. O sea, una mayor vinculación a los principios del Estado del derecho y de la democracia.
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