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Zapatero busca oxígeno

El presidente defiende en su gira exterior que solo el aumento de las exportaciones sacará a España de la crisis

Miguel González

Uno de los objetivos de la gira asiática que ayer concluyó José Luis Rodríguez Zapatero es triplicar en dos años los 90.000 visitantes de China que España recibió en 2009 (China se ha convertido en el quinto emisor de turistas del mundo, con 45 millones en 2008). Para ello, se reunió en Pekín con touroperadores chinos, que organizan viajes en grupo a Europa para sus compatriotas. Si el plan tiene éxito, no será fácil verlos en las playas, pero sí en campos de golf y tal vez en estadios de fútbol.

Más difícil es que el primer ministro chino, Wen Jiabao, cumpla la promesa que le hizo a Zapatero de equilibrar la balanza comercial. China exporta anualmente a España por valor de 15.000 millones de euros (el 1,5% del PIB español) y solo importa por 2.000. El presidente le agradeció que el Banco Central de China comprara bonos del Tesoro -ya tiene el 10% de la deuda española en manos extranjeras- cuando arreciaba el acoso de los especuladores. Pero le insistió en que invierta en sectores en los que las empresas españolas son punteras, como las energías renovables o la industria aeroespacial.

El Gobierno piensa que donde más pueden crecer las empresas es en Asia
El presidente afirma a los inversores que España está haciendo los deberes

España presume de ser el mejor amigo de China en la UE. Aunque Zapatero es un abanderado de la abolición de la pena de muerte, nunca ha sido demasiado exigente con Pekín en este asunto, como tampoco en el respeto a los derechos humanos. En Bruselas, ha defendido el levantamiento del embargo de armas o el reconocimiento de que China es una economía de mercado, aunque todas las grandes empresas sean del Estado. Se trata de una amistad interesada. Con un crecimiento anual del 11% del PIB, China es la locomotora de la economía mundial. Una locomotora contaminante que encabeza el ranking de emisiones de CO2.

El ímpetu viajero de Zapatero no se explica porque, como les suele pasar a los presidentes en su segundo mandato, haya descubierto la política exterior. A él le mueven razones más domésticas. Es consciente de que, en el mejor de los casos, la economía española experimentará un débil crecimiento hasta 2013, insuficiente para reducir la alta tasa de paro. Con el gasto público en retroceso y el consumo privado retraído, el empujón solo puede venir de las exportaciones. Y el Gobierno cree que es en Asia donde las empresas españolas más pueden crecer.

El mismo propósito llevó a Zapatero a Japón. La visita ha incluido la firma de un acuerdo de cooperación científica y tecnológica; una reunión con las principales empresas japonesas, a las que se ha invitado a asociarse con españolas en terceros países; y una visita a una fábrica en Kyoto. Zapatero confía en que el consorcio formado por Mitshubishi y Yuasa se decante por Vigo como sede de su nueva planta europea de baterías para coches eléctricos. Una inversión de 500 millones por la que también compite Austria.

La actividad de Zapatero en los próximos meses está condicionada por la crisis. En su agenda figura la reunión del Fondo Monetario Internacional en Noruega y la cita del G-20 en Seúl. Incluso la cumbre de la ONU contra la pobreza, este mes en Nueva York, la aprovechará para reunirse con inversores norteamericanos. El mensaje será el que ha llevado a chinos y japoneses: "España está haciendo las reformas que más preocupan a los inversores internacionales". Pero necesita encontrar oxígeno en el exterior si no quiere caer en el pozo del estancamiento económico en el que Japón ha perdido una década.

Zapatero y los ministros Moratinos y Sebastián (derecha) en una visita a la fábrica de GS-Yuasa en Japón.
Zapatero y los ministros Moratinos y Sebastián (derecha) en una visita a la fábrica de GS-Yuasa en Japón.EFE

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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