Voluntario e invisible
Afortunadamente, casos como la desarticulación de una red de trata de hombres con fines de explotación sexual son anecdóticos en España. La prostitución masculina resulta una absoluta desconocida ante la sociedad y ahí radica su principal característica, la invisibilidad. Los trabajadores del sexo han requerido siempre de la discreción para la supervivencia de su actividad en sociedades donde el sexo entre hombres ha estado, y continúa estando en algunos rincones del planeta, castigado con penas de privación de libertad y hasta de muerte.
Otra característica es la voluntariedad del ejercicio de la prostitución. En el primer estudio específico sobre Trabajadores del Sexo en España, editado por la Fundación Triángulo en 2008, se refleja que el 100% de los encuestados y entrevistados afirmaron ejercer prostitución motu proprio sin ser coaccionados ni amenazados por segundas personas, lo cual no exime que, tratándose de una actividad carente de normativa que la regule, pudieran existir redes de explotación y extorsión.
Prosiguiendo con las pinceladas que permitan aproximarse a la realidad de la prostitución masculina, nos topamos con el estigma y su consecuente discriminación. ¿Acaso hay mayor discriminación que la invisibilidad en sí misma? El desconocimiento sobre la población está condenado a perpetuarse debido a la escasa literatura científica, incluso en aspectos tan vitales como la salud sexual, a pesar de que los hombres que ejercen prostitución son uno de los colectivos con mayor prevalencia de VIH.
En la actualidad, la realidad de la prostitución muta rápidamente. Por ejemplo, la presión policial ejercida en las calles de algunas ciudades españolas debido a ordenanzas municipales de hostigamiento llevan a las personas que ejercen la prostitución a la clandestinidad pero no al abandono del ejercicio. La clandestinidad agudiza la vulnerabilidad del colectivo y las condiciones en las que ejercen la prostitución aquellos hombres que lo hacen de forma autónoma, sin extorsiones ni amenazas, es decir, la amplia mayoría.
La prostitución es una realidad poliédrica que requiere de un profundo análisis y una respuesta ágil ante las diferentes necesidades vividas por sus protagonistas. Una estrategia fructífera pasa por dar la palabra a los trabajadores del sexo, reduciendo así su estigma, sin cesar en la lucha contra cualquier red que viole derechos humanos y se aproveche de las desigualdades del sistema.
Iván Zaro es coordinador del Área de Salud de la Fundación Triángulo.
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