Griñán anuncia un presupuesto "muy restrictivo" y nada "alegre"

La salida de la crisis va a ser lenta y trabajosa, por eso es más necesario que nunca creer en la marca de Andalucía y sus posibilidades. Ese fue el mensaje que repitió ayer José Antonio Griñán durante la comparecencia con la que declaró abierto oficialmente el nuevo curso político, un periodo que se inaugura con los prolegómenos de la huelga general y la confección de las cuentas públicas más difíciles de los últimos años. La peliaguda coyuntura económica no es una novedad, de hecho, el Gobierno andaluz cerró el curso anterior con el anuncio de ajustes, la supresión de inversiones y obras y la subida de impuestos. Así que el presidente de la Junta se expresó con una claridad meridiana: "El presupuesto de 2011 será muy restrictivo, va a haber contracciones significativas. No será alegre ni expansivo". El líder socialista lanzó continuos guiños a los sindicatos y, pese a que reconoció la "tensión" que ha generado la huelga (tras los recortes y la reforma laboral), aseguró que el diálogo social no se interrumpirá "ni antes ni después del conflicto". En el terreno propositivo anunció un paquete de impulso económico de 3.130 millones para los próximos cinco años.

En una exposición un tanto desordenada -situó en primer término la negación de la inactividad del Gobierno con la que le ha martilleado la oposición-, José Antonio Griñán combinó las malas noticias con enormes dosis de optimismo, de modo que al mismo tiempo que vaticinó retrocesos inmediatos en el gasto, se detuvo en explicar sus proyectos para procurar un cambio de modelo económico, del que vendrá la recuperación del empleo, el objetivo, dijo el socialista, donde se centrará el esfuerzo de la acción de la Junta.

El paquete de medidas, cuya aprobación emplazó a la próxima reunión del Consejo de Gobierno (la semana que viene), supone una inversión de 3.130 millones en un horizonte de cinco años. La relación de proyectos se concretan en la ley de calidad agroalimentaria y pesquera, "fundamental" para ganar mercados exteriores, y 290 millones adicionales para el plan de empleo rural; el plan forestal, al que se destinarán 2.500 millones de euros hasta 2015; la reordenación de los recursos mineros, dotado con 100 millones hasta 2013; y otro de internacionalización de la economía también hasta 2013, con 240 millones de euros. Lo que se persigue con este último es que unas 20.000 empresas logren vender al exterior por valor de 20.000 millones de euros en este periodo. La iniciativa, enmarcada en el VII Acuerdo de Concertación Social, se hará mediante un sistema de ventanilla única.

Hasta ahí lo que va a pasar por el Consejo de Gobierno -junto con lo aprobado ayer: 29 millones para la construcción del nuevo Hospital Materno Infantil de Almería y la creación del Consorcio de Transporte Metropolitano de la Costa de Huelva- ; luego se extendió en intentar hacer comprender el momento delicado en el que se encuentra la economía y en la necesidad de que se apueste por Andalucía como marca. "El presupuesto será muy restrictivo", aseveró, aunque no avanzó cómo piensa encajar el rompecabezas en las consejerías: "Aún no hemos tenido el debate, no están los datos de contabilidad del segundo semestre para hacer una previsión; cuando llegue el momento, cruzaremos ese puente".

"Sé que no es lo mismo hacer política en época de crisis que en tiempos de bonanza", se lamentó, a la vez que apeló a la importancia capital que tiene la estabilidad fiscal para ir dejando atrás la recesión. E insistió: "La crisis obliga a elegir y a tomar decisiones difíciles. Ésta es la responsabilidad de mi Gobierno y a ella no va a renunciar en ningún caso porque se trata de defender el interés general, no el electoral de un partido, el interés de la mayoría de los andaluces".

Con ésta y otras frases similares, el socialista dejó testimonio de que el objetivo de recuperar la fluidez del diálogo social con los sindicatos, y la sintonía de otros tiempos, ocupa un lugar destacado entre sus aspiraciones, pese a que solo los citó directamente cuando se le preguntó. Sin negar que en las circunstancias actuales lo que predomina es la tensión por la convocatoria de huelga general (día 29), se mostró esperanzado en poder alternar las discrepancias con los acuerdos, de manera que las primeras no cierren las puertas de los segundos. "El diálogo no se se interrumpirá ni antes ni después del conflicto", afirmó.

Incluso se colocó en un punto intermedio entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en lo que se refiere a la huelga: "Trato de entenderlos a los dos, porque los dos tienen su parte de razón, por lo que no tengo ningún reproche que hacerle a nadie". Sin embargo, la equidistancia pasó a un segundo plano al calificar la huelga como un acontecimiento negativo y reconocer que se siente tan concernido por las críticas y las movilizaciones sindicales como el mismo Zapatero. "Me doy por aludido completamente", dijo.

Sobre los envites de la oposición del PP de Javier Arenas pasó de puntillas. Apenas unas palabras para comentar que intentará alcanzar pactos en el Parlamento andaluz, aunque "a la derecha lo único que le interesa es aliarse con la crisis para luchar contra el Gobierno". También señaló que si el llamarle "marqués" (porque la sede de la presidencia de la Junta haya vuelto a San Telmo tras su restauración) es el mejor argumento que tienen los populares contra él, "deberían dedicarse a otra cosa". Arenas, por su parte, calificó de "timo" el anunciado paquete de inversión de 3.130 millones, además de todo un "bluff" mientras arrecia el paro.