Rouco completa con el obispo Iceta la 'normalización' de la Iglesia vasca
El nombramiento por el Papa en pleno agosto busca minimizar las disputas
En pleno agosto, como los anuncios que se temen polémicos, el Vaticano, la Conferencia Episcopal y la diócesis de Bilbao hicieron público ayer el nombramiento de Mario Iceta Gabicagogeascoa como prelado de la principal diócesis del País Vasco. El anuncio se produjo a mediodía simultáneamente en las tres sedes. Sustituye a Ricardo Blazquez, quien llevaba 15 años en ese cargo y fue ascendido la primavera pasada al Arzobispado de Valladolid. Iceta era su obispo auxiliar desde 2008. Además de agosto, el nombramiento se anunció en plena Aste Nagusia, cuando Bilbao solo piensa en sus fiestas.
La decisión de elevar a Iceta al pontificado bilbaíno la había tomado el papa Benedicto XVI hace semanas, antes de irse de vacaciones al palacio de verano que los pontífices romanos poseen en Castel Gandolfo, una pequeña localidad a unos 18 kilómetros al sureste de Roma. Pero el anuncio del nombramiento se guardó en secreto hasta ayer, pese a que pocos dudaban que iba a producirse más pronto que tarde. Se trataba de buscar el momento adecuado, ante las numerosas críticas que la previsible decisión estaba recibiendo en sectores sacerdotales y de las iglesias de base. De hecho, la toma de posesión del nuevo obispo no llegará hasta el 11 de octubre, con el argumento de que en esa fecha se celebra la festividad de la Virgen de Begoña, patrona de la diócesis.
El Vaticano tantea la superación de la crisis con obispos nada nacionalistas
La confirmación de Iceta como prelado de Bilbao completa la transformación radical del episcopado vasco impulsada por el cardenal Antonio María Rouco, líder de los prelados españoles y miembro de la poderosa congregación pontificia encargada de elegir los prelados en todo el mundo. El otro hito de esa revolución episcopal se produjo en noviembre pasado con la sustitución de Juan María Uriarte por José Ignacio Munilla como obispo de San Sebastián.
La crisis del catolicismo en España, motivo de gran preocupación en el Vaticano, resulta especialmente aguda en el País Vasco y Cataluña, donde, sin embargo, han gobernado durante décadas, a partir de 1978, partidos autoproclamados cristianos. La Conferencia Episcopal lleva años buscando una explicación a ese contrasentido. Finalmente, ha concluido que la raíz del problema está en el tradicional e indisimulado hermanamiento de la jerarquía con el nacionalismo en esos territorios.
El primer intento de cambio de rumbo se produjo hace 15 años con la llegada a Bilbao de Ricardo Blázquez, procedente de la diócesis de Palencia. Pero el nombramiento fue traumático. Recibido despectivamente por el PNV, con el argumento de que Blázquez ni era vasco ni hablaba euskera, la gestión del nuevo prelado fue limando poco a poco las disputas, hasta ser asumido como propio. La identificación llegó hasta el extremo de firmar una carta pastoral con los prelados de San Sebastián y Vitoria en contra de la ley de Partidos, aprobada por las Cortes con el propósito principal de ilegalizar a Batasuna.
Aquella pastoral, que disgustó sobremanera al Vaticano, llevó al cardenal Rouco al convencimiento de que el combate de la crisis -tanto la eclesiástica como la política- pasaba por colocar en esas diócesis a sacerdotes tan inequívocamente vascos como romanos, conservadores y antinacionalistas. Además, había que buscar a prelados curtidos en la pastoral, con carácter propio y amplia formación intelectual, es decir, poco influenciables por el medio ambiente político y social en que debían moverse. También debían ser jóvenes, con larga expectativa de mando en cada diócesis.
Este es el perfil de Mario Iceta y también el de Munilla. El primero tiene 45 años. Munilla, apenas cuatro más. Frente a la tradicional gerontocracia de la Iglesia católica, en Roma y en España, donde sus principales jerarcas superan todos los 70 años -Rouco cumplirá el año que viene los 75; el Papa ya supera los 83-, se trata de una edad asombrosa.
Iceta destaca también por su preparación académica. Nacido en Gernika en marzo de 1965 y euskaldun, no se ordenó sacerdote hasta 1994. Antes se doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, del Opus Dei, y realizó un máster en Economía por la Fundación Universidad Empresa de Madrid y la UNED.
"Quiero ser el servidor de todos"
Mario Iceta se estrenó ayer como prelado de Bilbao con un mensaje a la diócesis difundido por el Obispado a través de una nota de prensa: "Quiero ser el servidor de todos y para todos", afirma Iceta, cuya elección como auxiliar de Ricardo Blázquez en Bilbao ya fue recibida con críticas por sectores sacerdotales, que ahora se han repetido antes de su nombramiento.
Esa voluntad informa buena parte de su mensaje: "Agradezco a Dios el haberme encomendado el cuidado de esta querida Iglesia particular de Bilbao, a la que amo y a cuyo servicio me entrego enteramente", resalta.
Tras reconocer que es consciente de sus "limitaciones y debilidades", muestra su voluntad de "servir al Señor con fidelidad plena y a vosotros [los fieles de la diócesis] con total entrega, desde el afecto y el conocimiento personal de vuestros gozos y esperanzas, de vuestras dificultades y angustias".
En su nueva tarea espera contar con la colaboración de los miembros de la diócesis, y destaca su intención de actuar "desde el amor y el servicio a todos, creyentes y no creyentes, y especialmente a los más necesitados". Incide en su intención de ser para la diócesis "el pastor que necesita, capaz de responder a los retos a los retos de la nueva evangelización" en el actual momento histórico.
Iceta muestra su agradecimiento hacia su predecesor, Ricardo Blázquez, actual arzobispo de Valladolid, y al anterior obispo auxiliar, Carmelo Echenagusia, fallecido en noviembre de 2008. Y concluye encomendándose a la
Amatxo
de Begoña y a los dos patronos de Vizcaya, san Ignacio de Loyola y san Valentín de Berriotxoa.
Perfil de un prelado
- Mario Iceta Gabicagogeascoa (Gernika, 1965) fue ordenado presbítero en julio de 1994. Dedicó sus primeros años a la diócesis de Córdoba, de la que en 2004 llegó a ser vicario general. Como canónigo ecónomo de la Catedral cordobesa, presidió la comisión de inversiones de Cajasur, recientemente adjudicada a la BBK.
- En febrero de 2008, fue nombrado obispo auxiliar de Bilbao, con Ricardo Blázquez de titular. Tres meses después era ordenado obispo. Desde abril pasado, tras la marcha de Blázquez a Valladolid, era Administrador Apostólico de la diócesis.
- Es doctor por partida doble, en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, con una tesis doctoral sobre bioética y ética médica, una de sus especialidades, y en Teología por el Instituto Juan Pablo II, con una tesis sobre moral fundamental. También estudió un máster en Economía y ha ejercido como profesor.
- Fundó la Sociedad Andaluza de Investigación Bioética y es miembro de la Real Academia de Córdoba y de la de Ciencias Médicas de Bilbao.
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