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Mauritania 'extradita' al jefe del secuestro de los españoles

Nuakchot lleva a Omar Saharaui a Malí, donde no tiene causas

Todo lo que rodea a Omar Ould Sidi Ahmed Ould Hamma tiene algo de misterioso. Este mercenario de 52 años, apodado Omar Saharaui, secuestró el pasado 29 de noviembre en Mauritania a tres voluntarios catalanes por encargo de la organización terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico. La única mujer, Alicia Gámez, fue puesta en libertad el pasado 10 de marzo, pero Albert Vilalta y Roque Pascual siguen cautivos.

Omar Saharaui fue sacado el pasado sábado de la prisión central de Nuakchot, en Mauritania, en dónde cumplía una condena a 12 años de trabajos forzados. Al día siguiente fue extraditado por carretera a Bamako, la capital de Malí, según reveló ese día la agencia de información mauritana ANI y confirmaron ayer otros medios locales.

El traslado del mercenario puede ser una maniobra para excarcelarle

"Me he enterado por la prensa de este traslado que no puede ser una extradición sino una mera entrega porque, que yo sepa, mi cliente no tenía ninguna causa pendiente en Malí ni ese país había solicitado su extradición", aseguraba ayer indignado a EL PAÍS Sidi Bouena, uno de los abogados de Omar Saharaui.

La detención a finales de febrero de Omar Saharaui se desarrolló en circunstancias extrañas. Las autoridades mauritanas dijeron haberle apresado en el noreste del país, pero su abogado sostiene que "fue secuestrado en Malí" y llevado a Mauritania por un grupo de mercenarios a sueldo del régimen de Nuakchot.

Acaso haya que buscar la explicación en que Mauritania siempre se ha negado a excarcelar a reos islamistas radicales para lograr la liberación a cambio de rehenes secuestrados por Al Qaeda, mientras que la vecina Malí lo ha hecho recientemente en dos ocasiones.

El Gobierno de ese país excarceló a cuatro presos en abril de 2009, para lograr a cambio la puesta en libertad por parte de la organización terrorista de los rehenes canadienses Robert Fowler y Louis Guay. El pasado mes de febrero hizo lo propio con otros cuatro rehenes, justo antes de que el francés Pierre Camatte recobrase la libertad.

Omar Saharaui no es un islamista. Es un mercenario que recibió un encargo de la rama magrebí de Al Qaeda y, a cambio de una cantidad que oscila entre 12.000 y 15.000 euros, ayudó a perpetrar el secuestro.

Los tres cooperantes fueron capturados cuando viajaban, en un convoy de ayuda humanitaria de la ONG Barcelona Acció Solidaria, por la carretera que une la ciudad mauritana de Nuadibú, en el norte del país, con la capital, Nuakchot.

El argelino Mokhtar Belmokhtar, el jefe de la célula de Al Qaeda en cuyo poder están los dos rehenes españoles, exigió para soltarles, además de un rescate pecuniario, la liberación de un preso en Mauritania, Tagui Ould Youssef.

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