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Una avería deja cinco horas sin servicio la línea 9

La L-10 también se ve afectada entre las estaciones de Sagrera y Gorg

Hasta cinco horas tuvieron que esperar ayer los usuarios del metro de Barcelona que querían viajar entre las estaciones de Sagrera y Can Zam utilizando la línea 9. Una incidencia técnica en el sistema informático que regula la conducción automática interrumpió el servicio de trenes de las líneas 9 y 10 durante la mañana de ayer y buena parte de la tarde.

La avería obligó a detener el servicio de trenes a las 10.23 horas entre las paradas de Sagrera y Can Zam y, posteriormente, a las 10.40 horas, la línea 10 se veía afectada por el mismo motivo entre las estaciones de Sagrera y Gorg, según fuentes de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), que no facilitaron la cifra de viajeros afectados.

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La normalidad fue parcialmente restablecida tres horas después en la línea 10, aunque de forma íntegra el servicio no funcionó hasta las 13.39 horas. En cambio, a esa hora, la L-9, que consta de cinco paradas y cuyos convoyes carecen de conductor, estaba lejos de recuperar la normalidad. A las cinco de la tarde, TMB todavía informaba de que el servicio se mantendría interrumpido entre las estaciones de Bon Pastor y Fondo a la espera de continuar realizando durante la tarde más comprobaciones.

La llegada a Can Zam (Santa Coloma de Gramenet) desde Barcelona podía hacerse -según recordó TMB- con la línea 1 hasta Fondo y, allí, realizar un transbordo a la L-9.

Para cubrir el tramo afectado por la avería, se habilitó un servicio especial de autobuses lanzadera, dotado con seis vehículos. La incidencia se comunicó a los usuarios por medio de megafonía, pantallas de información y empleados situados en las estaciones.

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Los trenes que dan servicio a las líneas 9 y 10 son automáticos y están localizados, controlados y programados desde el Centro de Control de Metro de Sagrera. El sistema localiza los trenes con ayuda de estaciones de radio y mide la distancia que les separa. Sin embargo, a pesar de contar con unas infraestructuras punteras, esta no es la primera avería que sufre la L-9. Poco después de su inauguración, en diciembre de 2009, ya sufrió una incidencia que interrumpió el servicio durante 20 minutos. El nuevo metro estuvo detenido por una alarma consecuencia del desbloqueo de una puerta, lo que hizo pensar en un sabotaje. No obstante, se trató de un problema de "hipersensibilidad" de la señal de aviso de incidencias.

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