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Música al fresco en el Palau

Conciertos gratuitos llenan en agosto la plaza del auditorio modernista

Una chica aminora el ritmo de sus pedaladas al pasar por delante del Palau de la Música Catalana. La desgarrada melancolía de un tango traspasa el cristal que protege la plaza del Palau. Liberada ya de la bicicleta, la joven aprovecha los aplausos del público para incorporarse al concierto y ver el espectáculo de cerca. Cuatro hileras de personas le hacen un hueco en el suelo. Detrás, una grada llena de gente vence la timidez y canta "si yo tuviera el corazón, el corazón que di; si yo pudiera, como ayer, querer sin presentir".

Durante las noches del mes de agosto, la plaza del Palau se convierte en Palounge, un espacio para disfrutar de música en directo al lado del emblemático auditorio modernista. Hay conciertos de 21.00 a 22.00 horas todos los días, excepto el sábado. El lunes rompe el hielo la música cubana de María Elena Espinosa & Palosanto; el martes es el día del tango sin bandoneón que trae Mayte Caparrós; el miércoles, el del cantautor Litus; el jueves llega la rumba catalana de la mano de Papawa; el viernes, la música brasileña de Luna Cohen Trío, y el domingo, la música celta de Slàinte. "Hemos hecho un programa ecléctico para todos los públicos", explica Diego Ruiz, responsable del Taller de Músics, que se ha encargado de la dirección artística del ciclo. Aunque hayan quedado fuera de cartel estilos tan claves para esta escuela de música como el jazz o el flamenco, el reto de estos conciertos es mostrar el trabajo "de hormiguita" de muchos grupos con pocas oportunidades de tocar en público. Por eso, el programa no se centra en un único estilo musical y "huye de nombres mediáticos".

En las noches de agosto, la plaza del Palau se convierte en Palounge

La grada de la plaza se empieza a llenar mucho antes de que comience el concierto. Algunos se sientan en las mesas del bar del Palau de la Música y esperan a que den las nueve tomando una cerveza o una copa de vino en la terraza. El martes es el día de Mayte Caparrós, quien, acompañada por una guitarra y un contrabajo, reparte tangos entre las mesas de la terraza. Mira a los ojos, acaricia el pelo de los niños, se pasea elegante contando historias de minas que evocan su añorada Argentina. La plaza está a rebosar. En la grada solo hay un hueco para subir las escaleras y en el suelo no cabe ni una aguja. Cerca de 300 personas, sentadas, de pie, apoyadas en la pared de un rincón e incluso al otro lado del cristal de la plaza, disfrutan de una hora de música en directo en el centro de Barcelona. "Es un espacio perfecto para pasar un rato agradable", comentan Marina y Noemí, dos argentinas afincadas en Barcelona desde hace 30 años. Las barcelonesas Marta Ballester y Anna de Torrontegui destacan el acierto de ofrecer conciertos gratuitos, "algo poco habitual en Barcelona", añaden.

La idea nació el año pasado, tras la llegada del actual director general del Palau de la Música, Joan Llinares. Su equipo decidió no cerrar durante las vacaciones como era habitual y aprovechar agosto para ofrecer conciertos dentro y fuera del auditorio modernista. Un paquete de tres recitales diarios de 30 minutos cada uno, a siete u ocho euros la entrada, es la propuesta de Palau 30, coproducida por la Fundación Mas y Mas. Con Palounge, además de la oferta musical, la dirección quiso sacar provecho de una plaza que había acogido conciertos. "Tiene una acústica muy buena", destaca la responsable del departamento de Proyectos del Palau, Joana Danés.

La tanguera Mayte Caparrós, en una de sus actuaciones en la plaza del Palau de la Música.
La tanguera Mayte Caparrós, en una de sus actuaciones en la plaza del Palau de la Música.CRIS IZQUIERDO
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