_
_
_
_
La guerra afgana

Clinton anuncia una fuerte ayuda para el desarrollo de Pakistán

EE UU busca un compromiso de largo plazo con un aliado clave en la región

Antonio Caño

Antes de llegar ayer a Afganistán, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dejó patente el compromiso a largo plazo de Estados Unidos en Pakistán con el anuncio de una fuerte inversión económica para contribuir a la prosperidad de ese país, un aliado esencial contra los talibanes. Clinton prometió una ayuda de 7.500 millones de dólares (unos 6.000 millones de euros), ya autorizados por el Congreso, para construir en los próximos cinco años hospitales, carreteras y pantanos, para aumentar el acceso a agua potable y electricidad, para créditos a pequeños empresarios y para proyectos de renovación tecnológica.

Ese dinero es la concreción de una política, la que en estos momentos defiende la Casa Blanca, que considera que sin la colaboración de Pakistán es imposible ganar la guerra de Afganistán y que para obtener esa colaboración es necesario ganarse antes los corazones de los paquistaníes. EE UU ha gastado sumas enormes (actualmente, más de 5.000 millones de dólares al año) en ayuda militar a Pakistán sin que eso le haya reportado garantías de un serio acoso del Ejército paquistaní a los talibanes ni las simpatías entre la población, donde el radicalismo islámico ha hecho más adeptos que Washington.

Más información
Afganistán busca de nuevo su futuro

"Lo que el pueblo paquistaní necesita es seguridad humanitaria, no seguridad militar", declaró ayer Clinton al anunciar la llegada de los primeros 500 millones de dólares para iniciar algunos de los 24 proyectos previstos. "Este es un compromiso más amplio del que jamás hemos tenido, es una inversión de largo plazo en el futuro de Pakistán".

Es obvio, no obstante, que EE UU no busca tanto el desarrollo de Pakistán per se como el respaldo de ese país en la solución del conflicto afgano. Pakistán no es solo el territorio en el que encuentran refugio los líderes tribales que combaten contra los norteamericanos en Afganistán, sino el país con la autoridad suficiente como para decidir la suerte de los talibanes. Sin Pakistán, ha concluido la Administración de Barack Obama, ni se puede ganar la guerra ni se puede vislumbrar un horizonte razonablemente optimista en Afganistán.

Pero su colaboración no es sencilla. EE UU y Pakistán no solo están distanciados por su mutua desconfianza, sino por intereses de seguridad diferentes. Mientras los talibanes y otros extremistas religiosos son enemigos de los norteamericanos, han sido durante años un gran aliado de Pakistán en el principal frente de su guerra fría con India, Cachemira.

En los últimos meses, una serie de atentados con numerosos muertos entre la población civil ha convencido a las autoridades paquistaníes de que el radicalismo islámico puede también volverse contra ellos. Pero para que la implicación de Pakistán en esa guerra sea realmente sincera, Washington tiene que ayudar a relajar la tensión con India.

Eso fue parte de la misión de Clinton en Islamabad. La visita se produjo en un momento de gran preocupación norteamericana por el anuncio de un acuerdo por el que China suministrará los reactores para dos plantas nucleares productoras de energía en Pakistán. Ese acuerdo podría violar las normas internacionales que impiden este tipo de intercambios con países, como Pakistán, que no son signatarios del Tratado de No Proliferación Nuclear. Pero, sobre todo, la colaboración chino-paquistaní ha puesto en alerta a India. Pakistán, a su vez, se queja de que EE UU, pese a que ha reducido el nivel de cooperación con India, ha confirmado un nuevo envío a ese país de tecnología nuclear que, según Islamabad, puede desnivelar el difícil equilibrio de esta región.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ayer en Islamabad.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ayer en Islamabad.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_