Despierta África
El éxito organizativo del Mundial de fútbol en Sudáfrica constituye un símbolo de la progresiva y contradictoria incorporación del continente al mundo global. La coincidencia del evento deportivo con el 50º aniversario de la independencia de algunos de los más exitosos países del área, no hace sino subrayar el fenómeno de fondo, la emergencia del continente
ido". Uno de los componentes más significativos de este fenómeno es el escaso impacto de la crisis mundial sobre la economía africana, en paralelo a lo que ha ocurrido con otras áreas periféricas. Probablemente haya que buscar sus causas en el fin de algunas guerras locales, los incipientes procesos de democratización, la desigual moderación de la explosión demográfica y el retorno de generaciones de emigrantes.
Este último aspecto promete ser decisivo, pues podría compensar la tremenda desventaja histórica en capital humano con que se han enfrentado las economías africanas a la hora de emprender su modernización.
Naturalmente que la evolución es muy variada. No todos exhiben resultados positivos como algunos países del norte (Marruecos) o subsaharianos, de Angola a Namibia. Además, irrupciones políticas externas pueden entorpecer prometedores procesos de estabilización, como acaba de suceder con los atentados islamistas en Uganda. Pero junto a esas influencias negativas se han consolidado en los últimos años otras de signo contrario, como la irrupción económica en el continente de los grandes países emergentes, encabezados por China, India y Brasil. China, en particular, ha apostado por intercambiar petróleo y otras materias primas por fuertes inversiones en infraestructura y vivienda, y hace tiempo que ha desplazado a la UE como primer inversor. Todo eso es bueno para África. Y sería mejor si sirviese para despertar a los europeos de su pasividad hacia ella.
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