Cuatro policías, acusados de asesinato en Nueva Orleans
Los agentes están acusados de asesinar a sangre fría a tres personas
Cuatro policías de Nueva Orleans pueden acabar condenados a muerte si son declarados culpables del asesinato de tres personas desarmadas durante los incidentes que siguieron a la devastación de la ciudad tras el paso del huracán Katrina en agosto de 2005. Otros dos agentes que ya no están en activo se enfrentan a los mismos cargos.
Considerada como una de las fuerzas policiales más corruptas del país -en palabras del alcalde de la ciudad, Mitch Landrieu-, el caos que se desató tras el Katrina sacó a la superficie la violencia y la falta de escrúpulos de muchos agentes, que durante aquellos días abandonaron sus puestos o se tomaron la justicia por su mano. El suceso que ahora sienta en el banquillo a los acusados (Robert Faulcon, Kenneth Bowen, Robert Gisevius y Anthony Villavaso) es conocido como el caso del puente Danziger. El 4 de septiembre de 2005, los agentes mencionados recibían una llamada solicitando apoyo de otros compañeros que dijeron que estaban siendo tiroteados. Cuando llegaron al lugar, varios miembros de la familia Bartholomew cruzaban el puente hacia la ciudad con la intención de abastecerse de agua y comida. Todos estaban desarmados. Los policías, armados con rifles de asalto y pistolas semiautomáticas, abrieron fuego contra ellos. Fueron abatidos Leonard Bartholomew, disparado en la cabeza, y James Brisette, de 17 años, que recibió siete disparos antes de caer muerto. Otros cuatro integrantes de la familia recibieron impactos de bala y una de las mujeres perdió un brazo como consecuencia del ataque.
Un enfermo mental fue tiroteado y pateado mientras agonizaba
Los agentes mataron presuntamente a tres personas durante el Katrina
Según la acusación de la fiscalía, el agente Faulcon también mató a Ronald Madison, un hombre que sufría una enfermedad mental. Faulcon abandonaba el puente Danziger cuando se encontró con Madison y el primero le disparó varios tiros en la espalda. Mientras yacía agonizante en el suelo, los agentes le patearon.
Además de los detenidos, otros cinco ex agentes se han declarado culpables de haber intentado encubrir lo que sucedió aquel día. La acusación popular asegura que inventaron informes, falsificaron declaraciones y colocaron una pistola en el lugar de los hechos para justificar el uso de la fuerza y proteger a sus colegas.
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