El líder del PSE en Álava intercedió por el peneuvista que le espiaba

El secretario general del PSE-EE en Álava, Txarli Prieto, intervino ante las más altas instancias del Gobierno vasco para tratar de evitar el cese de Aitor Tellería como director de la empresa pública CEIA - Centro de Empresas e Innovación de Álava-. Tellería era dirigente del PNV cuando la policía le detuvo en marzo y encontró en su despacho informes sobre la vida privada y la actividad política de miembros de otros partidos. Entre ellos, a falta de confirmación oficial por estar bajo secreto de sumario, del propio Prieto. El socialista, según dijo el sábado, sospechaba ya con anterioridad a la declaración la semana pasada ante el juez de dos ertzainas presuntamente implicados en estas actividades y del propio Tellería.

Los socialistas vascos marcan distancia con un PNV tocado por los escándalos

Prieto excusó responder ayer a las preguntas de este periódico. Fuentes del Gobierno vasco sí confirmaron dicha intervención, que se produjo ante el Departamento de Industria e incluso ante instancias cercanas al lehendakari, Patxi López, antes del estallido del escándalo. El dirigente vasco se sumó a otras presiones de personalidades del PNV a favor de Tellería. Su cese se había basado en el bajo rendimiento y dedicación del dirigente peneuvista. Así lo ratificó en junio una sentencia ante el recurso del interesado.

En todos los círculos conocedores de esa actuación del socialista extraña su actuación ante el Gobierno de su propio partido, en cuya lógica de sustituciones parece encajar el relevo en un puesto de confianza de un miembro tan significado del partido rival.

La explicación más sencilla, y la menos lesiva para Prieto, se remite a su empeño por apuntalar el pacto que mantiene en Álava con el PNV de Iñaki Gerenabarrena, de quien Tellería era su mano derecha en la Ejecutiva alavesa. En virtud a este acuerdo ambos partidos se intercambian apoyos en la Diputación y el Ayuntamiento vitoriano, y comparten el control de la Caja Vital. Su pervivencia está directamente relacionada con la aspiración y las posibilidades de Prieto de ser diputado general tras las elecciones de 2011. La Diputación alavesa terminó en 2007 en manos del PNV, tercer partido en las elecciones, por el enfrentamiento entre el PP, la fuerza más votada, y Prieto. Este llevó a cabo una extraña y personalista negociación con los populares. Estos partían de considerar al PSE acreedor de una compensación por los ocho años de apoyo a los Gobiernos forales populares, el segundo forzado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

El pacto de Prieto y el PNV está teniendo un efecto distorsionador en el acuerdo de bases para el cambio del PSE con el PP que sostiene a Patxi López. El último roce es el perfil del futuro presidente de Caja Vital. El secretario general del PP, Iñaki Oyarzabal, transmitió sus inquietudes y exigencias al máximo nivel del PSE y del Gobierno vasco la semana pasada, y anunció para mañana una reunión de la comisión de seguimiento del pacto.

La presión del PP coincide con la preocupación de la cúpula socialista por la vinculación de su hombre en Álava, y previsible candidato en las próximas elecciones, con un PNV cercado por casos de supuesta corrupción, con la gestión de anteriores gobiernos cuestionada y ahora salpicado por un resbaladizo asunto de espionaje a políticos y empresarios. La ejecutiva del PSE, reunida el lunes, acordó máxima contundencia, y esta decisión obliga también a Prieto. Sus primeras declaraciones ayer sobre el PNV tuvieron una dureza mayor de la habitual.