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Dimite un ministro de Berlusconi ante el tribunal que le juzga

El ministro italiano Aldo Brancher (Belluno, 1943) se vio forzado a dimitir ayer de su cargo de forma irrevocable. Lo hizo de manera inesperada y operística, ante el tribunal de Milán que le juzga (junto a su mujer) por apropiación indebida de un millón de euros en el intento de compra del Banco Antonveneta.

Ese gran final acaba con la breve y polémica carrera ministerial del titular de la cartera de Subsidiariedad y Descentralización, ex dirigente de Fininvest y ex secretario de Estado, que fue ascendido a ministro por Silvio Berlusconi hace solo dos semanas.

De hecho, el Ejecutivo no ha llegado a promulgar en la Gaceta Oficial del Estado las atribuciones de Brancher, que en principio debía encargarse del Federalismo aunque el puesto duplicaba el que ocupa desde 2008 el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi.

El escándalo creado por el ministerio fantasma había partido en dos a la coalición de centro-derecha cuando, solo cinco días después de firmar su cargo ante el jefe del Estado, Brancher se acogió a la ley del legítimo impedimento, un escudo judicial a medida que permite a los miembros del Gobierno aplazar sus procesos pendientes alegando compromisos de trabajo.

El presidente de la República, Giorgio Napolitano, indignado por el nombramiento, emitió entonces una insólita nota oficial en la que afirmaba que Brancher no tenía derecho a acogerse a la inmunidad porque era ministro sin cartera y no tenía "ningún ministerio que organizar".

El Partido Democrático e Italia de los Valores habían presentado una moción de censura contra Brancher que iba a ser votada este jueves en el Parlamento. Berlusconi evita con la dimisión -en realidad el cese fue pactado entre ambos la noche anterior- el riesgo de perder la moción, ya que la corriente liderada por Gianfranco Fini había sugerido que votaría en contra y eso habría podido hacer caer al Gobierno entero.

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Antes de empezar la sesión del juicio oral, Brancher pidió al tribunal hacer una declaración espontánea. "Ante esta sede, anuncio que dejo de ser ministro de forma irrevocable para evitar toda instrumentalización y especulación, y pido someterme al proceso abreviado". Esa fórmula legal permite al imputado, en caso de ser condenado, obtener una reducción de un tercio de la pena.

Como suele suceder en Italia, todos los implicados en la farsa se atribuyeron el mérito del final feliz. Berlusconi dijo que "compartía" la decisión de Brancher.

Brancher, un ex sacerdote, entró en 1982 en Fininvest, el holding de Silvio Berlusconi, y fue procesado a principios de los noventa en el macrojuicio Manos Limpias por financiación ilegal de partidos y falsedad en balance. Se libró de la condena en el Supremo por prescripción del primer delito y la despenalización del segundo. Según reveló Fedele Confalonieri, actual presidente de Mediaset, cuando Brancher estaba en prisión, Berlusconi y él iban a dar vueltas en coche alrededor de la cárcel para comunicarse "espiritualmente" con él.

Salvado el escollo, Berlusconi afrontará ahora con más calma los nudos que dividen a su coalición. Anoche se disponía a firmar la paz con el ministro de Economía, Giulio Tremonti, y el miércoles tocará resolver la enésima disputa con Gianfranco Fini. La consigna por ambas partes parece ser "separación consensual".

Aldo Brancher.
Aldo Brancher.

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