Conductores desde la escuela
Un colegio de Narón lleva años enseñando las normas de circulación a los niños
En el colegio público de A Solaina, los pasillos son calles de doble sentido salpicadas de rotondas, semáforos y señales de tráfico. Sus alumnos son pequeños conductores novatos o ciclistas en ciernes. El patio de esta escuela de Primaria del municipio coruñés de Narón es un circuito en miniatura repleto de pasos de cebra, flechas direccionales y ceda el paso pintados en el suelo que todos los alumnos deben aprender a respetar.
Hace cinco años que en este colegio naronés la educación vial se convirtió en una asignatura más. Se imparte como un juego de niños, pero no lo es. El CEIP de A Solaina, en el barrio de Santa Icía, fue el primer colegio de Narón que apostó por acercar a los alumnos las normas básicas de circulación para preparar a los conductores del futuro.
Lo que fue un experimento se ha trasladado a otros nueve centros
Los estudiantes practican en un circuito con bicis o coches a pedales
Fue un "experimento" a medias entre un monitor deportivo, Simón Cabarcos, y una de las profesoras del centro, Marita del Río. En este barrio residencial viven muchas parejas jóvenes con niños pequeños. Su intención, explica Cabarcos, pasaba por "recuperar la calle como espacio de juegos, enseñar a los pequeños a conocer las señales y animar a los mayores a aprender pedaleando".
Con pocos recursos, "muchísimo esfuerzo" y un bote de pintura blanca trazaron su primer pequeño circuito de pruebas sobre el patio del recreo. Poco a poco, lo han ido rellenando con pequeños triciclos, bicis de todos los tamaños y coches de plástico, eléctricos o pedales, tuneados para las prácticas. Un par de premios de la Xunta y de la Dirección General de Tráfico (DGT) reconociendo las buenas prácticas del centro llamaron la atención del Ayuntamiento naronés, que se implicó directamente en el proyecto a través del grupo de educación vial que dirige el agente de la policía local Pedro Caneiro. La cosa salió tan bien, explica Caneiro, que en 2008 se apuntaron los otros nueve colegios públicos y concertados del municipio.
El gobierno local acaba de renovar su apuesta por la educación vial firmando un convenio con todos los centros para impartir esta materia hasta el 2013. El Ayuntamiento pone sobre la mesa 90.000 euros para inculcar las normas básicas de circulación a más de 3.000 escolares de entre dos y 18 años. El próximo curso, como novedad, se suman las tres guarderías públicas y los dos institutos de Secundaria.
Una vez por trimestre, todos los alumnos acuden durante una hora a una clase de educación vial: teórica y práctica. En A Solaina han logrado hacerse con un gran parque móvil de bicis, karts, correpasillos, patinetes y coches teledirigidos. Además, el Ayuntamiento dispone de un carro móvil con coches adaptados a personas con problemas de movilidad y todo lo necesario para improvisar un circuito que llevan de un colegio a otro.
A la mayoría de los niños les falta más de una década para colgar la L de novato en el parabrisas trasero del coche, pero ya se conocen bien las señales. Los que todavía no saben leer, las distinguen visualmente, por la forma y el color, explica Caneiro.
Lo que aprenden los chavales en el colegio también les sirve para "reeducar" a sus padres al volante. "Muchos bromean porque sus hijos son como un Pepito Grillo en el coche, siempre alerta o funcionando como pequeños GPS" bromea el policía local. Explica que el año pasado, los accidentes en Narón disminuyeron un 18%. Está convencido "de que una pequeña parte, tiene que ver con este trabajo que hacemos con los chavales".
Las clases persiguen el mismo objetivo: formar peatones, ciclistas y conductores responsables. El contenido y la fórmula se adaptan a cada grupo de edad. Los más pequeños se divierten en los circuitos pilotando sus coches y patinetes. Los que pasan de los nueve años practican sobre la bicicleta. "El 30% no sabía montar en bici y ahora el 100% de la clase pedalea", destaca Cabarcos, "hemos logrado que muchos vengan al cole en bici, hacemos rutas para conocer la zona y un centenar de marchas ciclistas cada año". El fin de semana, muchos padres y abuelos también se han animado a pedalear con sus hijos.
Por Navidad, dibujan tarjetas para sus familias pidiendo prudencia al volante. En Carnaval, todos se disfrazan para organizar un gran circuito humano de coches, semáforos, radares y pequeños policías. De vez en cuando, patrullan las calles apuntando en su libreta las infracciones y deficiencias viarias de su barrio. Con ellas hacen un listado que remiten al ayuntamiento para que las solucione, coloque señales y pinte más pasos de peatones.
Cabarcos y Caneiro han tocado muchas puertas buscando apoyo y financiación para sus actividades. Han logrado implicar a varios negocios de la comarca pero se quejan de que las grandes firmas del motor, excluyen a Narón de los grandes circuitos nacionales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.