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Entrevista:DORA SALAZAR | Artista

"A veces he sentido vergüenza de ser escultora, algo que se veía trasnochado"

La producción de obra a toda velocidad resulta para la escultora Dora Salazar cosa del pasado. En los últimos años se ha concedido más tiempo de reflexión antes de enfrentarse en el taller al trabajo manual de elaborar las piezas. Por vez primera, después de casi tres décadas de carrera, la artista se enfrenta estos días a la tarea de impartir un seminario sobre escultura, en el que, como en su propia obra, se interesa por el cuerpo humano, las máscaras, y la identidad. Una decena de alumnos siguen en Bilbao arte sus clases y reflexionan sobre los procedimientos escultóricos para reproducir el cuerpo humano.

Pregunta. ¿Qué valor tiene la experiencia en su trabajo?

Respuesta. He hecho una escultura de hallazgos, muy poco técnica, que va aplicando materiales según los va encontrando en un proceso muy poco ortodoxo en el que puede suceder lo contrario de lo que se espera. La experiencia te da unas tablas que te permiten resolver más fácilmente los problemas, tanto en la parte formal como en los significados.

"El cuerpo no deja de ser una arquitectura en la que vivimos"
"Soy una artista de galería, pero no me cierro a otros ámbitos"

P. ¿Dedicar más tiempo a la reflexión que a la ejecución es consecuencia de la madurez?

R. Sí. He ganado tiempo para reflexionar no sólo en el arte, sino también en la forma de vivir. La impronta de la juventud, la ansiedad por hacer, se va relajando. Y me parece una locura llenar el mundo de objetos. ¿Si puedes dar más significado a una pieza, para qué crear cinco?

P. En su trabajo sobre el cuerpo ha mantenido una atención a la identidad femenina.

R. Trabajo a partir de mí misma. Intento aclararme y voy sacando las cosas fuera hasta completar el discurso. Antes trabajaba mitad y mitad, entre el cuerpo humano y otros objetos y arquitecturas, y, sobre todo, con el cuerpo femenino. Ahora me he metido más en una imagen más amplia, pero creo que no hay tanta distancia entre los temas que abordo. El cuerpo no deja de ser una arquitectura con la que vivimos.

P. Hablando de género, ¿el mundo del arte ha asumido la igualdad?

R. Es un mundo mayoritariamente masculino, aunque haya muchas mujeres trabajando en galerías y ferias. No era un mundo importante, y las mujeres han ido entrado con más facilidad que en otros centros de poder, pero sigue existiendo un desequilibrio. En el País Vasco hay una buena representación de mujeres artistas, pero no hay igualdad en las exposiciones. Las mujeres son minoritarias en los calendarios de los museos, en las salas y en las galerías, pero, aunque hay muchas cosas que exigir, creo que la situación es mejor en arte que en otros campos.

P. ¿Cómo ve la escultura que se realiza actualmente?

R. La escultura ha pasado momentos malos. A veces he sentido vergüenza de ser escultora, por ser una cosa que se veía como trasnochada. La pintura siempre ha tenido un prestigio, un halo especial por ser algo inverosímil en lo que puede suceder de todo. La escultura, en cambio, empieza por ocupar un sitio. Ocupa un espacio que condiciona lo que haces. Y es algo manual, que ahora choca con todo lo virtual.

P. ¿No le da el contraste un mayor atractivo?

R. Yo le he quitado la carga peyorativa a lo manual, a lo real. Me libero de prejuicios y, si tengo necesidad de crear objetos, lo hago. También trabajo con otras cosas. El concepto de escultura es muy flexible; puede llegar casi a un edificio. Puedo intuir que está tomando mucha fuerza una escultura que conecta con la performance. Es algo efímero, que existe en el momento, y también considero escultura. Y luego hay otra línea hiperrealista, de esculturas que casi crean clones. Son esculturas muy sensacionalistas, que conviven con otras constructivas, muy arquitectónicas. Pero yo tengo una actitud muy abierta y trabajo en otras cosas, como libros.

P. ¿Qué tipo de libros?

R. Estoy elaborando un libro de cuentos con el escritor Harkaitz Cano y el pianista Joserra Senperena. Yo narro las historias a través de dibujos, hechos a lo largo de muchos años, Harkaitz lo hace a través de la palabra y Joserra interpreta. Nadie ilustra el trabajo de los otros; son independientes.

P. ¿Tiene proyectos de realizar obra pública?

R. Estoy pensando en hacer esculturas menores para colocarlas en espacios públicos de manera transitoria, lugares que normalmente no están destinados a obras de arte. Cosas discretas, a escala humana.

P. ¿En un entorno urbano?

R. La naturaleza también me interesa, siempre que sea introducir elementos en el paisaje de forma transitoria. Soy una artista más de galería, pero no me cierro a otros ámbitos.

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