Hungría impone una nueva tasa a la banca y un tipo único del 16% en el IRPF
El Gobierno húngaro lanzó ayer una batería de medidas anticrisis con el objetivo de reducir el gasto público, simplificar los impuestos y recuperar la confianza de los mercados financieros. El primer ministro, el conservador Viktor Orbán, que llegó al poder hace poco más de una semana, anunció una nueva tasa sobre los beneficios de la banca, la introducción de un tipo único del 16% en el IRPF y recortes en los salarios de los funcionarios.
Los inversores estaban ayer muy pendientes del anuncio del plan del Ejecutivo húngaro, que la semana pasada llevó el caos a los mercados al insinuar que el país centroeuropeo estaba en una situación similar a la de Grecia. Finalmente, el Gobierno se desdijo y se reafirmó en el objetivo del anterior Ejecutivo (socialista) de acabar el año con un déficit público del 3,8%. Pero la desconfianza ya se había instalado entre los inversores. "Esto forma parte del pasado y solo nos interesa el futuro", dijo ayer Orban con relación a esa polémica tras su intervención en el Parlamento para explicar las medidas.
El plan fue bien acogido por los analistas, que lo ven como un primer paso para reducir el déficit, aunque faltan por conocerse muchos detalles. En dos años, se introducirá un tipo único del IRPF del 16% (ahora hay dos: 17% y 32%) y se reducirá del 19% actual al 10% el impuesto de sociedades para las pymes (con ingresos anuales inferiores a dos millones de euros).
Rebaja salarial del 15%
El Gobierno confía en recuperar la pérdida de ingresos con un nuevo impuesto sobre los beneficios de la banca, con el que espera recaudar 700 millones de euros anuales en los tres años que estará en vigor, pese a las protestas que ayer ya se dejaron oír en el sector. Además, prevé ahorrar 426 millones a través de severos ajustes en el sector público, incluida una reducción del 15% de la masa salarial y de altos cargos en las empresas estatales.
El partido en el poder, Fidesz, también planea prohibir los préstamos en moneda extranjera, una práctica muy habitual entre los ciudadanos y las empresas húngaras, sobre todo en francos suizos. Durante la crisis, que en este país se tradujo en una brutal caída del PIB del 6,3% en 2009, los propietarios tuvieron cada vez más problemas para devolver los créditos por la caída de la divisa nacional, el forinto, que ayer subió ligeramente tras el anuncio del plan anticrisis. Hungría prevé crecer este año un 0,5%.
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