"Pude emigrar, pero el sida me retuvo en África"
Tiene que venir una médica de Kenia para que uno se dé cuenta de lo difícil que es hacer un picoteo en España sin nada de pescado. Es la única condición que pone Gaudensia Mutu, nacida en Nairobi hace 40 años, para comer. Bueno, al jamón ibérico le quita la grasa ayudándose con el tenedor, y el gazpacho le parece "demasiado fuerte", pero en cambio se niega a renunciar a las albóndigas, aunque no hayamos sido capaces de acabarnos las croquetas. "Se me olvidó decir que yo comía muy poco", dice entre risas. "Conocer la comida española era uno de mis propósitos para mi último cumpleaños, y en este viaje voy a cumplirlo", afirma satisfecha.
La investigadora es tan curiosa que cuesta entrevistarla. Casi pregunta más cosas ella -"¿Qué papel juega la Monarquía en España?, ¿y la Iglesia católica?"-, aunque tampoco abandona sus inquietudes profesionales -"¿Cuál es la tasa de sida?"-. O, la más directamente relacionada con su viaje: "¿Va España a recortar su ayuda internacional a los países en desarrollo?". A estas alturas, ya tendrá respuestas más claras, después del encuentro que Mutu, miembro de la Iniciativa Keniana para una Vacuna contra el VIH (KAVI), ha tenido con parlamentarios españoles. "Para nosotros la ayuda internacional es muy importante. No recibimos fondos públicos, dependemos de la cooperación", explica.
La investigadora quiere que Kenia esté lista si llega la vacuna para el sida
KAVI (con el apoyo de su equivalente multinacional, IAVI) hace un importante programa de investigación y preparación ante una futura vacuna contra el sida. "Nosotros probablemente no la veamos, pero hay que estar preparados", dice. Y también de prevención con trabajadores del sexo y hombres que tienen sexo con hombres -"en Kenia no existe el gay como se entiende en Europa. Son hombres casados por la presión social", aclara-. "Claro que la prevención no acaba nunca. Tiene que ver con cambiar conductas, y eso es lo más difícil".
Nacida en una familia de clase media, Mutu es de las pocas de su promoción que resistió la tentación de emigrar tras licenciarse. "Mis compañeros se fueron primero a Sudáfrica y, de ahí, dieron el salto a Estados Unidos o al Reino Unido", cuenta. Pero no le da mucha importancia. "Yo también pude emigrar, pero la investigación sobre el sida y una enfermedad de mi padre me retuvieron", dice.
No hay una historia truculenta que explique por qué se dedicó al sida: "De pequeña yo quería ser azafata. Viajar y sonreír. Pero mi familia se negó". Y al VIH llegó casi de rebote. "Una de mis compañeras de universidad, Pamela Mandela, fue voluntaria de un ensayo de vacuna. Al principio me extrañó y pensé: '¿Por qué lo hace? ¿Es que es promiscua?'. Luego me di cuenta de que era un problema al que nadie hacía caso".
De aquella vocación por viajar le queda otro de sus propósitos para los 40: conocer su país. "Como Estados Unidos nos tiene en la lista de países peligrosos, hay menos turismo, y tenemos que ser la clase media los que demos a conocer Kenia", dice convencida. Su otro objetivo suena más chocante: "¿Sabías que en Nairobi hay una pista de patinaje sobre hielo? Pues quiero aprender".
De cocinar, ni hablamos: "No tengo ni idea. Como vivo sola, no lo necesito. Y, además, ya tengo una madre que es la mejor cocinera del mundo". ¿Y quién no?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.